El hombre enjuiciado por abusar de un niño de seis años y cuya reducción de pena generó una fuerte polémica, aseguró que no cometió ese delito, que fue "mal condenado" y que al chico "le regalaron una Play Station" para que lo acusara, ya que los médicos nunca constataron que haya sido ultrajado. "A mí el juez me condenó mal. Nunca me tendría que haber condenado", expresó.
Además, criticó a los miembros de la Cámara de Casación bonaerense, Mario Piombo y Ramón Sal Llargués, quienes redujeron a tres años y dos meses de prisión su condena al desestimar el agravante de "ultrajante" que incluía el fallo de primera instancia por considerar que el niño ya había sido abusado por su padre y tenía tendencia homosexual.
En declaraciones a Radio Latina, dijo que el nene "no era un chico afeminado, nada que ver", en relación a las consideraciones de los jueces de Casación en cuanto a la sexualidad del chico. A pesar de lo que consta en el expediente judicial, sobre que el niño no fabuló al señalarlo como abusador, sostuvo que nunca lo nombró en Cámara Gesell, el mecanismo especial para resguardar a los menores mientras se les toma declaración judicial.
También aseguró que la declaración en Cámara Gesell duró diez minutos y durante la misma lo único que dijo el chico es que se fue del club donde jugaba al fútbol y del cual él actuaba como directivo, porque "robaron una pelota y tenía miedo que lo culpen". En tanto, señaló que posteriormente al chico le ofrecieron una consola Play Station para que lo involucrara.
"Le ofrecieron una Play Station para que diga lo que dijo. Quiero creer que fue por dinero, se pensaban que yo tenía plata. Jamás haría una cosa así", sostuvo.
"Quisiera que vayan a ver el expediente, en ningún momento se habla de violación, ni en el fallo de los jueces, que me deberían haber absuelto. En Casación escribieron una barbaridad, primero porque me condenaron, y además porque hablaron mal de la pobre criatura", expresó el hombre, que indicó que hace un año que recuperó la libertad.
En el fallo emitido por los camaristas Piombo y Sal Llargués, ambos jueces argumentaron que la pena impuesta debía ser reducida porque la víctima tenía "una orientación sexual homosexual y estaba habituado a que lo abusen", tras haber sido sometido por su propio padre.
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