Y precisamente en eso anda la defensa del portero: planeando una estrategia para que la causa se caiga. ¿Los motivos? Los errores en el procedimiento de la investigación que llevan adelante el juez de instrucción Javier Ríos y la fiscal Paula Asaro.
En un documento que leyó el periodista Maro Szeta en el canal C5N, la estrategia del equipo de Miguel Ángel Pierri se basa en "la teoría del fruto envenenado", que a grandes rasgos dice que lo que arranca mal, termina mal. ¿Por qué? En primer lugar, porque a Mangeri le tomaron declaración como testigo cuando claramente ya estaba imputado en la causa.
Esto se explica porque al momento de la declaración testimonial del portero, le hicieron preguntas como sospechoso. Si fuera imputado, dicen los abogados del único acusado, tendría que haber estado su defensor. Cuestionan a su vez que le hayan realizado unas 39 preguntas que aludían a sus horarios habituales, a lo que hizo el 10 de julio –día del crimen-, a si vio a la mucama o a Ángeles, entre otras cuestiones... siendo un simple testigo.
En ese sentido, el equipo de Pierri habla de la figura del "imputado encubierto", teniendo en cuenta que el miércoles 12 de junio, dos días después del hecho, Mangeri ya estaba siendo investigado, y pone como ejemplo un correo electrónico que le llegó a la fiscal diciendo, entre otras cosas, que las vecinas le tenían miedo al portero porque les decía obscenidades a las mujeres.
Otro elemento es que antes de que declare Mangeri, a todos los testigos (incluyendo los familiares de Ángeles) les preguntaban por él, por lo que la defensa se pregunta: "¿Era un testigo más o ya lo investigaban?".
Al mismo tiempo, cuestionan que haya sido revisado por el médico –por las polémicas heridas que presentaba en su cuerpo- y aseguran que la famosa autoincriminación fue hecha por presión de tres policías. Para esto alegan que entre su primer contacto con la fiscal y su decisión de golpear a la puerta de Asaro para decirle "soy el responsable de lo de Ravignani 2360" pasaron dos horas y media en las que Mangeri estuvo a merced de un apriete policial.
Todo es nulo porque son nulos su declaración testimonial, los análisis médicos, la indagatoria y el procesamiento. Al portero le quedan pocas esperanzas de zafar que le caiga encima todo el peso de la ley. La Cámara del Crimen dirá...