-Mangeri: ¿Viste las noticias? La chica que mataron. Ángeles. Era un angelito. Yo soy el portero del edificio en el que vivía, en Ravignani 2360.
-Saettone: ¿Sí?
-M: Yo no fui. Pero suponé que hubiera sido yo. Vos ¿qué harías?
-S: Te meto preso.
"Parecía que no estaba convencido y me preguntó lo mismo dos veces más. La respuesta fue la misma: te meto preso", cerró el familiar del acusado.
La conversación, que publica el diario La Nación, no es una prueba contundente pero deja muy mal parado al portero y de alguna manera contradice las declaraciones públicas de Saettone, quien en sus contactos con los medios aseguraba que creía en la inocencia de Mangeri.
El encuentro tuvo lugar el 14 de junio, cuatro días después del crimen. En ese momento, según el mismo testigo, Mangeri confesó: "Me dijo que se quería ir. Quería meterse en el monte, en Chaco o en Corrientes. No habló de suicidio. Tampoco tenía miedo".
La intención de Mangeri era clara: buscar ayuda en su familiar teniendo en cuenta su trabajo en la Policía. Algunos detalles que generaron suspicacias: para tal fin se trasladó en colectivo desde Palermo hasta Pacheco –lugar del encuentro, cerca de una estación de servicio en la Panamericana- cuando tiene auto –un Renault Megane- y dejó su teléfono celular -¿para no ser rastreado?-.
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