Efectivos policiales y de bomberos encontraron más restos óseos y un par de zapatillas durante una nueva jornada de rastrillajes en un terreno de la localidad platense de Los Hornos, lugar en el que, según el relato de un testigo clave, un nene de 11 años que está desaparecido, habría sido asesinado y sus restos, después de ser descuartizados, habrían sido arrojados a los cerdos en un chiquero.
Según el testimonio aportado por el testigo, al chico lo habrían secuestrado y asesinado porque el padre, días antes, había corrido a unos delincuentes que intentaron robar morrones de una plantación.
De ese modo, la hipótesis de la venganza comenzó a sonar con mucha fuerza en el caso del menor de edad desaparecido, en el partido de La Plata.
Lágrimas de sangre
El testigo de identidad reservada dijo a los investigadores que escuchó a un joven decirle al papá de Alan Solís, el nene que desapareció el 16 de junio pasado en Los Hornos: “Vas a llorar lágrimas de sangre”.
En tanto, en las últimas horas quedaron detenidos dos hermanos de 26 y 32 años y una mujer de 31 que viven en las dos casas precarias construidas en el terreno allanado. Quedaron presos porque allí se encontraron dos armas de fuego, cocaína y 7.532 pesos.
Las fuentes consultadas dijeron que la fiscal Virginia Bravo los detuvo por tenencia ilegal de armas de fuego e infracción a la Ley de Drogas. Si bien no están por el momento procesados por la causa de Alan, ésto podría ocurrir cuando finalicen las pericias de los restos óseos.
Los investigadores llegaron a la casa de Los Hornos después de que un testigo, que declaró bajo identidad reservada, relató lo que pudo haber ocurrido.
Macabra promesa
El hombre, que conoce a los imputados, comentó que poco antes de la desaparición de Alan, el padrastro del nene cuidaba por las noches una quinta en donde había una plantación de morrones. El hombre, además de ese trabajo, es obrero de una fábrica de ladrillos.
“Una noche entraron delincuentes a la quinta que querían robar los morrones para después venderlos en la ruta”, dijo un vocero de la causa, y agregó: “El testigo comentó que el cuidador, al ver a los intrusos, evitó el robo y corrió a los delincuentes”.
“Vas a llorar lágrimas de sangre”, habría amenazado el acusado cuando, horas después del intento de robo, vio pasar al padre de Alan. El hombre, según el testigo que estaba con el imputado, no escuchó al supuesto delincuente.
El 16 de junio del año pasado, Alan salió del comedor comunitario “Recreo Esperanza” de 59 y 163 con la intención de regresar a su casa ubicada en 162 bis y 57, y jamás llegó a la vivienda en donde lo esperaban sus padres y sus seis hermanitos.
Mientras los vecinos, la Policía y distintas instituciones de Los Hornos buscaban por todos lados a Alan, el testigo dijo que volvió a hablar con uno de los acusados.
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