El caso de la joven que sufrió acoso sexual cuando realizaba estudios médicos obligatorios para el trámite de la licencia de conducir en la Ciudad de Buenos Aires, derivando en la expulsión del facultativo y una enorme corriente de repudio en redes sociales, es lamentablemente una situación que se repite con frecuencia altísima en la zona del Conurbano y Capital Federal, con más de 150 denuncias por día realizadas por mujeres al servicio de asistencia 911, la mayoría perpetrados en medios de transporte, espacios laborales, vía pública y oficinas.
El caso mencionando involucró a un médico que trabajaba en el área de licencias de conducir de una oficina descentralizada del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y que fue desplazado de su cargo, tras la denuncia a través de Facebook de una mujer que concurrió a renovar el registro y sufrió acoso sexual.
Fuentes gubernamentales revelaron a Diario Popular que ‘a través del 911 del área metropolitana, que incluye la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, se canalizan muchas de estas situaciones de acoso sexual, que luego son derivadas a fiscalías porque se trata de episodios gravísimos o bien se brinda asesoramiento a las víctimas para que soliciten apoyo en organismos especializados, por ejemplo el teléfono 144 que depende del Consejo Nacional de las Mujeres y recibe casos específicos que involucran a la violencia de género’.
‘Estos hechos son denunciados cada vez en mayor cantidad. Pueden ser situaciones obscenas en medios de transporte, tocamientos, groserías o abusos. Se observa que las damnificadas comunican lo que les ocurrió. Actualmente, en la región metropolitana se están recibiendo unos 150 llamados de manera diaria’, expresaron los voceros consultados.
En relación al suceso descripto al comienzo, desde la Secretaría de Transporte porteña se confirmó el inmediato desplazamiento de un médico, mayor de 80 años, del cargo que ocupaba en la sede que el gobierno tiene por un convenio con el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires (CPCECABA) para atender a los matriculados.
Todo comenzó cuando la joven posteó en su perfil de Facebook lo que le ocurrió cuando fue a la Dirección General de Licencias para Conducir ubicada en Viamonte 1461, en el que explicó que la atendieron ‘correctamente’ en la recepción, donde presentó los papeles, y también en los exámenes auditivo, visual y psicológico, lo contrario a lo que sucedió cuando ingresó al último box, el de ‘Médico Clínico’.
‘Cuando entro me encuentro a dos señores atrás del escritorio, de aproximadamente 80 años cada uno. Saludo, me siento y se miran. Fea, me dice el que llevó a cabo la ‘entrevista’. Silencio de mi parte, ¿será un piropo? ¿qué le pasa?, pienso. Me repite, -Fea. Se ríe. Bueh’, escribió la mujer que se identifica como Maru Monj en la red social.
El comentario que la joven confundió con un piropo se agravó con lo que ella misma escuchó a continuación y transcribió en la red social.
‘Tipea mi DNI en la computadora, -31 añitos, jojojo, ay ay ay, bromean babeantes, cómplices. Qué simetría, lo único que le falta a usted es una minifalda, una pollera, para mostrar lo que tiene’, afirmó que le dijo el profesional.
‘Le dije no me gustan las polleras. Sí, usted tiene que usar pollera, es lo que las diferencia de los hombres, o usted alguna vez vio a un hombre con pollera? Le digo que sí, que ahora algunos hombres usan pollera, ¿por qué no?. Me responde, -Jo jo jo, ¡los maricas! No me parece hablar así, digo en tono conciliador. Repite, -Sólo los maricas. Dinosaurios’, agregó.
La joven contó que le insinuaron que debía usar collar ‘para enmarcar el rostro’, que tenía que buscar un marido ‘que la mantenga’ y le aconsejaron tener solo un hijo porque ‘uno completa a la mujer, y dos le arruinan el cuerpo, esas formas bellas que ustedes tienen, los hombros, los pechos, el vientre, los muslos, las nalgas’.
El relato continúa hasta que concluye: ‘Me hicieron pasar un momento que no deseo para ninguna MUJER. Porque claro, a un varón no le van a decir todo eso, salvo que sea ‘marica’ y use pollera. Mierdas’, finalizó la joven en su publicación.
Dos años atrás, el Congreso de la Nación comenzó a debatir un proyecto para penalizar el acoso que padecen niñas y mujeres. La discusión se transformó en un proyecto después de que una joven llamada Aixa Rizzo, estudiante universitaria de 20 años que vive en el barrio de Caballito, hiciera público a través de un video en YouTube el acoso callejero que sufrió de parte de varios operarios que trabajaban para una obra de la empresa EDENOR, a metros de su casa. El caso tuvo amplia repercusión en los medios, aunque en algunos programas de televisión se burlaron de la situación y revictimizaron a la joven. Aixa denunció el hecho en la Justicia, y le asignaron una custodia policial por algunos días. Y luego, cuando se la retiraron, le dieron un botón antipánico. Sin embargo, al poco tiempo volvió a ser hostigada por parte de la cuadrilla y el botón no funcionó, por lo que tuvo que pedir nuevamente custodia policial. Cabe destacar que la Legislatura porteña aprobó una ley para penalizar el acoso, mientras se aguarda el tratamiento de la ley nacional en el Congreso.
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