El dueño de un geriátrico del barrio porteño de Almagro fue condenado a 8 años de prisión por haber intentado matar a balazos y delante de personal policial a dos inspectores del Gobierno de la Ciudad que en 2010 concurrieron a ese centro a constatar la clausura de la cocina, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Mario Eduardo Grinstein (69), a quien el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 12 de esta Capital Federal lo halló culpable del delito de "doble tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego" en perjuicio de Pablo Segade (43) y Estela Mansilla (41).
Fuentes judiciales informaron que el ahora condenado no irá prisión hasta que este fallo de primera instancia quede firme."No estoy conforme porque pasaron seis años y tendría que haber estado preso desde ese entonces pero estoy aliviado porque hice lo que mejor pude para que la causa no se cayera", dijo el propio Segade, quien a raíz de haber sido baleado por Grinstein debió permanecer internado en grave estado.
El inspector también se quejó de que la defensa planteó "chicanas" durante "todo el proceso" para lograr que el dueño del geriátrico "no vaya preso". Por su parte, el fiscal de juicio, Gustavo Gerlero, había pedido en su alegato ante los jueces Darío Medina, Claudia Moscato y Luis Márquez que el acusado sea condenado a 9 años de prisión, mientras que el abogado de la querella, Juan Kassargian, solicitó una pena de 15.
La sentencia de tribunal se basó en los testigos que relataron la secuencia del ataque en el que el inspector Segade resultó herido, entre ellos, su compañera Mansilla, dos policías que estuvieron presentes en el lugar del hecho al momento del mismo y la titular del arma de fuego. El hecho ventilado en el debate ocurrió el 21 de septiembre de 2010, en la Residencia Geriátrica Suiza, ubicada en Gascón 741 de Almagro. En esa oportunidad, Mansilla y Segade trabajaban en el área de Bromatología de la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria del Gobierno de la Ciudad y concurrieron al lugar para confirmar la clausura de la cocina que dos días antes habían efectuado dos compañeras a raíz de suciedad y de la presencia de cucarachas.
Al llegar al geriátrico, los inspectores fueron recibidos por una empleada que no los dejó ingresar y que se comunicó con Grinstein, el cual no estaba en ese momento en el lugar. Ante esa situación, los empleados porteños llamaron a la comisaría 9na. de la Policía Federal Argentina (PFA) y a los pocos minutos dos patrulleros arribaron al centro. Luego, el propietario del geriátrico, en el que había disponibles 47 camas, llegó y preguntó qué estaba pasando, ante lo cual, ambos inspectores le comentaron que tenían que realizar el procedimiento de rutina por la clausura de la cocina.
"Todos (los testigos) coincidimos en que entró fríamente, sin ningún tipo de violencia e hizo un movimiento como que iba a sacar los documentos pero sacó un revólver calibre treinta y ocho marca Taurus con la que nos pegó un tiro a cada uno delante de la Policía, sin discusión previa", recordó Segade.
Ante esa situación, uno de los policías que vio toda la secuencia redujo a Grinstein y llamó a una ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME).
comentar