El caso de Daiana Barrionuevo, asesinada por su pareja, y de cuyos tres hijos debió hacerse cargo su hermana, es un caso referencial de una problemática sin solución: el desamparo de los hijos de víctimas.

En diciembre de 2014, Iván Rodríguez asesinó con golpes de maza en la cabeza a su pareja Daiana Barrionuevo, dentro de la vivienda que compartían en la localidad bonaerense de Moreno. Delante de sus tres pequeños hijos, envolvió el cadáver en una frazada, lo metió en una bolsa de basura y arrojó los restos de la víctima a un río. Luego, fue a una comisaría y denunció que la mujer había hecho abandono de hogar con un amante. La policía y la justicia, con lógica machista, no la buscaron. De casualidad, el cadáver fue hallado un mes después y el hombre resultó preso. Los niños, absolutamente desamparados, quedaron a cargo de una tía.

Todo el caso es brutal, pero lamentablemente no resulta aislado, porque cada semana se suman seis chicos a la lista de víctimas colaterales de los femicidios. Desde 2008 hasta 2015, la organización civil La Casa del Encuentro registra 2.518 hijas e hijos de las 2.094 mujeres que resultaron víctimas del peor rostro de la violencia patriarcal.

Cintia Barrionuevo es quien tiene a cargo a los tres hijos de su hermana Daiana. A su vez, ella es mamá de tres niños. "No es fácil, cada jornada es un desafío gigante. En todo sentido. Porque es duro que mi hermana no esté, que le hayan arrebatado así su vida. Y hay que sacar fuerzas de todos lados para cuidar a los seis nenes. En el medio, se hace complicado contar con el dinero suficiente para alimentarlos, vestirlos y que tengan lo que necesitan, para el colegio y otras cosas", dijo la mujer a DIARIO POPULAR.

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Desde La Casa del Encuentro, su titular Ada Rico indicó que "es muy importante que la sociedad reflexione sobre lo que deja el peor rostro del machismo, porque desde enero de 2008 hasta diciembre de 2015, registramos a 2.518 hijas e hijos de mujeres asesinadas en el marco de femicidios, con 1.617 que eran menores de edad al momento del hecho".

"Tenemos que hacernos cargo de estos chicos, de sus situaciones. En la enorme mayoría de los casos, esas madres asesinadas habían hecho denuncias previas, pero el Estado no respondió. Entonces, es necesario reparar ese daño, o al menos intentar una reparación. Las hijas y los hijos de víctimas de femicidios tienen derecho a contar con un ingreso mensual de dinero y obra social. No es un subsidio, ni una ayuda. Es un derecho", dijo Rico.

El departamento legal de La Casa del Encuentro viene elaborando un anteproyecto que se denomina Ley Brisa (nombre de la hija menor de Diana Barrionuevo, de tres años) y será presentado ante el Congreso de la Nación. "No podemos dejar solas y solos a quienes perdieron a sus mamás de forma brutal. El Estado no escuchó, no protegió. Estos chicos quedan con secuelas, sufrieron muchísima violencia, y deben estar acompañados. A veces, las familias que los abrigan no cuentan con las herramientas o recursos. En ocasiones, hay hermanos que son separados. Por eso es tan necesario que el Estado diga presente. Porque, caso contrario, la victimización es eterna", señaló Rico.

"Sería muy importante contar con ayuda. Mi marido Machy trabaja muchísimo, pero no alcanza. Y las necesidades de los nenes son muchas. Ojalá que la Ley Brisa pueda salir pronto. No sólo por nuestro caso, sino por tantos chiquitos que pierden a sus mamás en femicidios y necesitan ayuda con urgencia", dijo Cintia.

Finalmente, Rico indicó que "las niñas y los niños que ya no tienen a sus mamás por femicidios, deben ser la prioridad de los distintos poderes del Estado, y la sociedad civil tiene que exigir que las respuestas aparezcan, porque tienen el derecho a vivir dignamente, con sus necesidades cubiertas y recibiendo mucho amor".

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Los hijos que viven con los femicidas

Ada Rico, titular de La Casa del Encuentro, sostuvo que "además del anteproyecto de Ley Brisa, en el Congreso fue presentado un proyecto para que los padres femicidas pierdan la potestad de sus hijos, una situación aberrante que venimos padeciendo y no podemos tolerar".

Un caso paradigmático es lo que sucede con los hijos de Rosana Galliano, asesinada en un femicidio cometido por su ex marido Osvaldo Arce. El sujeto fue condenado a prisión perpetua, pero recibió un beneficio excarcelatorio y los chicos están obligados a convivir con él. "Esto no puede seguir ocurriendo. El proyecto debe ser discutido en las cámaras y aprobado. Es una deuda pendiente", dijo Rico.

Para desarmar la opresión machista (Por María Elena Naddeo*)

La persistencia de la violencia machista conmueve por su intensidad. A pesar de los avances legislativos conquistados en los últimos años las muertes de miles de mujeres apuñaladas, incendiadas, mutiladas y las violencias cotidianas son testimonio de una estructura de dominación todavía intacta que considera el cuerpo femenino como propiedad para el placer o para la organización subordinada familiar.

Lo que está en juego es una cultura ancestral que no acepta en la práctica concreta la capacidad de decidir de una mujer. La vieja consigna que dice "cuando una mujer dice no es no" es resistida por el varón machista o misógino. El sentido de su fortaleza se nutre de un rol femenino sumiso y complaciente.

Cuando la mujer arma su autonomía como sujeta plena de derechos despierta la ira patriarcal del varón desafiado. Esto es lo profundo de la opresión de género. Esto es lo que tenemos que transformar. Reconocernos varones y mujeres iguales en derechos y diversos como son diversas todas las fuerzas de la humanidad, para ello hay que cambiar un sistema educativo y los aparatos de dominación mediáticos que refuerzan el estereotipo tradicional.

Educación sexual para el cuidado de nuestros cuerpos desde temprana edad para prevenir el abuso sexual infantil que es también hijo del patriarcado. Para formar chicos y chicas libres y respetuosos de sus pares. El Estado en todos los niveles y poderes es responsable de la puesta en marcha de las leyes consagradas y en este punto, de generar campañas educativas con los objetivos claramente planteados en la ley de Medios Audiovisuales, en la Convención de los Derechos del Niño y en la Convención contra la Discriminación hacia la mujer.

Mientras esto no exista seguiremos reclamando por mayores niveles de justicia por la reparación e inclusión social y económica de las víctimas de tantas violencias. La Defensoría del Pueblo ha presentado varias iniciativas coincidentes con las propuestas del Parlamento de las Mujeres para otorgar reparación económica a las víctimas de violencia, poner en marcha los patrocinios jurídicos gratuitos capacitados y especializados en el tema. Crear consejerías de educación sexual, violencia y género en cada escuela de la ciudad. Objetivos claros que requieren decisiones políticas y recursos concretos. Por ello luchamos y nos movilizamos el 3 de junio.

(*) La autora es Directora de Niñez y Género, Defensoría del Pueblo CABA y APDH


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