No era el primer caso, pero fue tan notorio que generó un escándalo. El pase de Eduardo Lorenzo ‘Borocotó’ del macrismo al kirchnerismo marcó un camino que con el tiempo se tornó habitual.

Por estos días se cumple exactamente una década de un pase político tan rimbombante que marcó a fuego a su protagonista. El entonces legislador porteño y flamante diputado nacional electo por Propuesta Republicana (PRO) Eduardo Lorenzo Borocotó protagonizaba una pirueta política tan llamativa que a partir de entonces su apellido se convertiría en el verbo que define los saltos de un sector a otro.

Si bien ese no fue el primer caso que registrara la política, tan grosero fue el pase esa conocida figura del macrismo al kirchnerismo sin escalas, que a partir de entonces se comenzó a hablar peyorativamente de la 'borocotización' de la política. Para los que conocen el término mas no recuerdan bien cómo se sucedieron los hechos, refresquemos la historia.

Hay que remontarse a los primeros días de noviembre de 2005, cuando Eduardo Lorenzo 'Borocotó' anunciaba su pase a las filas kirchneristas, luego de una reunión mantenida con el presidente Néstor Kirchner en la Casa de Gobierno. 'Me incorporo al grupo con un deseo común, pero como independiente', dijo quien por entonces era más conocido por su condición de mediático médico pediatra. Seguro y contundente, Borocotó anunció que se sumaba a 'todas las ideas de la marcha de este gobierno'.

Lo suyo fue un verdadero récord que hace a su propia estigmatización. El fue electo a través de las listas del PRO el 28 de octubre de 2005, y anunció su pase al kirchnerismo doce días después, exactamente un mes antes de asumir oficialmente.

Aclaremos que Eduardo Lorenzo no saltó de la tele a la política, sino que integraba ya la Legislatura porteña en representación del macrismo. Esa función tal vez haya sido la clave para su incorporación al kirchnerismo en ese momento, ya que Lorenzo era entonces miembro de la comisión que debía decidir el juicio político contra Aníbal Ibarra. De hecho, el salto de Borocotó se registró la misma semana en la que se decidía la suerte de Ibarra, a quien el kirchnerismo defendía. Fue así como José Iglesias, padre de una de las 194 víctimas del incendio de Cromagnon, calificó de 'miserable' la actitud de ese legislador, anticipando que seguramente votaría en contra o se ausentaría a la hora de decidir la suerte del jefe de Gobierno porteño.

Ninguno de los protagonistas de la reunión de Borocotó con Alberto Fernández y Néstor Kirchner lo corroborará, pero por entonces trascendió que allí se le habría pedido que votara en contra del pedido de juicio político. Sin embargo el escándalo fue tan grande que Borocotó terminó votando a favor.

'Quiero tomar esto como una decisión y no como una deserción', aclaraba esos días el médico inmerso en el torbellino que su actitud había generado.

¿Pero a qué venía tanto escándalo? ¿Acaso el suyo fue el primer salto con garrocha de un sector a otro en la política argentina? Por cierto que no, pero lo que llamó la atención fue que el hombre tomara semejante actitud aun antes de asumir en la banca para la que había sido elegido recientemente. Y que no se tratara de un personaje secundario: ocupaba el tercer lugar en la lista para diputados nacionales que encabezó en 2005 nada menos que el líder del sector, Mauricio Macri. Por razones de cupo femenino, el segundo lugar lo ocupó Paula Bertol, pero de no haber sido Macri candidato, seguramente el elegido para liderar la lista era el conocido médico.

'Nos sorprendió mucho su actitud. Durante toda la campaña se llenó la boca diciendo lo bien que se sentía dentro del macrismo, un espacio donde encontraba libertad y respeto... No se entiende su proceder', decía por esos días precisamente Paula Bertol, mientras se especulaba con la oferta que podría haber recibido de parte del oficialismo. Sobre el tema, Bertol señalaba que 'el gobierno le ofrece algo que PRO también le iba a dar. Cuando se habló de quienes integraríamos cada comisión, era obvio que él iría a Salud. Claro, nosotros no podíamos garantizarle la presidencia, no somos oficialismo'.

Tan grande fue el escándalo que se habló de las posibilidades constitucionales de impedir su asunción. Muy crítico de la actitud de Borocotó, el constitucionalista Gregorio Badeni aclaraba la inviabilidad de esa posibilidad, pues si la Justicia decidía algo así se sentaría un precedente 'peligroso', pues en adelante una persona podría ser descalificada 'en cualquier circunstancia'.

La medida despertó críticas de todo el arco opositor. Sin eufemismos, Ricardo Gil Lavedra -que todavía no había efectivizado su desembarco en la política a través del radicalismo- calificó de 'caradura' a Borocotó, y consideró su actitud un 'fraude mayúsculo a la voluntad popular'. Pero más allá de la gravedad de sus hechos, no menos grave consideró que hubiera sido el gobierno nacional el protagonista de semejante situación. 'Que el presidente y sus asesores estén a la pesca de comprar voluntades es terrible', dijo.

Como se ve, el tiempo genera callos y acostumbramiento.

Se habló también de un cargo para su hijo en el gobierno nacional. Pero tal había sido el escándalo que nada de eso pudo concretarse: ni Borocotó fue presidente de la Comisión de Salud, ni siquiera llegó a integrar el bloque oficialista, aunque sí fue funcional al kirchnerismo desde el monobloque que terminó armando.

Un ejemplo de su ambigüedad fue su actitud ante la 125, durante la guerra legislativa con el campo. Si bien había manifestado estar en contra de las retenciones, terminó votando a favor. 'Sí, es cierto, yo estoy en contra de las retenciones, pero voté a favor para ver, desde adentro y ante el hecho consumado, que se podía cambiar del proyecto', fue su curiosa explicación.

Los diputados de Propuesta Federal -incluido Macri-, junto a los socialistas, el Paufe y el ARI, intentaron en marzo de 2008 debatir el tema en una sesión especial que no logró quórum, luego de que la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento no tratara el pedido de impugnación que habían presentado contra Borocotó, argumentando la teoría de los hechos consumados. 'No se puede ser opositor para querer acceder a un puesto y transformarse en oficialista cuando se pasa a ser diputado', protestó el macrista Jorge Vanossi. Entre los críticos a la actitud del oficialismo por no haber querido dar el debate al menos en la comisión, figuraba el diputado del ARI Carlos Raimundi, que más tarde migraría hacia el kirchnerismo.

A diez años de consumado ese episodio fundacional, llama la atención semejante escándalo por algo que con el tiempo se naturalizó y dejó de llamar la atención. El 'pobre' Borocotó se quedó con el estigma de haberle entregado su nombre a un condenable accionar político que lejos de reprimirse, se transformó en hecho cotidiano.