Sin embargo, se comprometió a hacerlo a partir del viernes, ya que por estos días hay otro gran tema que lo tiene también muy preocupado: saber qué hará su vicepresidenta —y quienes la acompañan— cuando el acuerdo con el FMI se trate en el Senado. Y luego tratar de adivinar cuáles serán sus movimientos posteriores.
La situación en la coalición gobernante es muy delicada. Más aún ahora, que se conoció que la inflación acumulada en los dos primeros meses del año es del 8,8%. Ocurre que en el entorno de la vicepresidenta temen que lo que le espera al país en materia económica es “aún peor que lo que ya pasó”. Y atribuyen la responsabilidad de ese empeoramiento de la situación económica a las medidas adoptadas por el presidente Alberto Fernández. Especialmente al acuerdo que se alcanzó con el FMI, que consideran que fue un grave error del ministro Martín Guzmán.
Mientras tanto, en la Casa Rosada, consideran que era “el mejor camino posible”. Y señalan que dentro del Frente de Todos hay movimientos desestabilizadores que apuntan a debilitar al presidente y a dejarlo sin margen de acción. En particular, Alberto Fernández defiende a capa y espada a Martín Guzmán, contra quien varios representantes de La Cámpora disparan sus misiles.
En público, el presidente no hace ninguna referencia a las críticas que recibió desde su propio espacio político en los últimos días, más precisamente desde que el acuerdo con el FMI llegó al Congreso. De hecho, que Alberto Fernández no condenara —ni nadie del Gobierno lo hiciera— el ataque que sufrió Cristina Kirchner en su despacho en ocasión de la última sesión de Diputados, fue muy mal recibido por el ala dura del kirchnerismo.
“Cristina Kirchner es un dique de contención a lo que ha sido el neoliberalismo y el regreso del FMI”, dijo Andrés “Cuervo” Larroque indignado porque desde el gobierno nacional no expresaron su solidaridad con la vicepresidenta por el ataque que recibió en su despacho. Reclamó un posicionamiento público, y aseguró que “minimizaron el tema, es grave”.
Alberto Fernández nada dijo de estas críticas. No dijo ni hizo absolutamente nada que pueda terminar de quebrar lo que ya está bastante dañado. En cambio, eligió redireccionar su discurso hacia el combate a la inflación.
“Vamos a terminar con los especuladores y poner las cosas en orden, en una Argentina que ha sufrido tanto por esos cuatro años”, prometió el presidente en un acto en Tortuguitas, por la renovación de la línea del ferrocarril Belgrano Norte. Allí, subrayó que hoy la inflación es un problema a nivel mundial, que este año afectará incluso a los Estados Unidos y a Europa. Además, responsabilizó a la invasión rusa a Ucrania del aumento de precios de la energía y otros commotidites.
“Una guerra como la que se ha desatado a partir de la invasión de Rusia a Ucrania tiene repercusiones en todo el mundo y esas repercusiones llegan a la Argentina. Pero no llegan en forma de balas sino de complicaciones económicas”, aseguró Alberto Fernández segundos antes de comprometerse a “declararle la guerra” a la inflación, que en los últimos 12 meses ya acumula un incremento del 55%.
“Nosotros somos peronistas ¿y qué hacemos los peronistas cuando aparecen los problemas? Le ponemos el pecho y buscamos la solución”, concluyó el presidente. Sin duda alguna, él tiene al menos dos grandes preocupaciones por estos días.
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