Fue una madrugada tan rara como movida: al momento en que Cambiemos se despedía, su fuerza le sacaba más de cinco puntos porcentuales a la Unidad Ciudadana de Cristina Kirchner, que, apenas tomó el micrófono, a las 3:45 de la mañana, calificó de "bochorno" el recuento de votos con durísimas críticas al Gobierno nacional.
Y esta mañana el Ejecutivo salió a responder. Fue a través del secretario de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, Adrián Pérez, quien afirmó que existe un “empate técnico” en las primarias de la provincia de Buenos Aires, rechazó responsabilidad en la carga de los datos y que el porcentaje de mesas escrutadas está en lo “normal”.
Es que el conteo de votos se detuvo, a las 6:55 de la mañana, en 95,68% de mesas escrutadas en la categoría precandidatos a Senadores Nacionales. La diferencia era 34,19% contra 34,11%, con un margen inferior a 7 mil fotos a favor del oficialismo.
Esa igualdad representa un “empate técnico”, según Pérez, quien señaló: “Es una elección tan ajustada que puede cambiar”.“Puede ser que gane Cristina (Kirchner), puede ser que gane (Esteban) Bullrich”, manifestó en diálogo con Radio Con Vos.
¿Por qué ocurre lo que ocurrió? Terminada la votación, se confecciona el telegrama con los resultados y la firma de las autoridades. Ese telegrama se lleva físicamente a alguno de los centros de transmisión del Correo, donde se escanean y se envían online a computadoras en el edificio central. Allí se inicia la carga oficial de los datos. Por cada telegrama se envían dos escaneos iguales que cargan dos personas distintas: si surge alguna diferencia entre ambos, se revisa.
Ante este panorama, ese casi 5% de mesas que aún falta escrutar será definitivo para las aspiraciones de ambos candidatos y generó polémica por las demoras en el conteo que despertaron desde suspicacias hasta críticas furibundas de parte de la oposición.
“Siempre el escrutinio provisorio en la Provincia de Buenos Aires termina en un 95% de las mesas escrutadas, aproximadamente”, argumentó el funcionario, y así apeló a los resultados históricos: “Si uno mira para atrás, siempre hay un nivel de escrutinio que llega a ese porcentaje”.
“Hay un 5% que son las mesas que se llaman de incidencia definitiva o actas circunstanciales”, detalló Pérez.
Las de incidencia definitiva son aquellas en las que el telegrama firmado por las autoridades de la mesa y entregado al Correo Central de la Ciudad de Buenos Aires posee mayor cantidad de sufragios que electores. En tanto, actas circunstanciales son los telegramas que no llegan al correo “porque la autoridad, en vez de mandar el telegrama en un sobre, lo mete adentro de la urna”.
“Es una Provincia compleja. El conurbano es difícil porque hay muchos telegramas mal confeccionados”, aseveró Pérez, y confirmó que “va a quedar un 4 por ciento (de mesas) sin escrutar, que va a para el (escrutinio) definitivo”. El Gobierno dice que los telegramas que faltan son los de los barrios más alejados -donde el peronismo suele tener más apoyo- y por eso se demora la transmisión de los datos.
Como sea, son unos 1.500 los telegramas los que quedaron sin contar y corresponden a diferentes distritos del país, con lo cual no se puede hacer una especulación sobre a quién beneficiarán. Pero sí hay un dato: la sección de la que más faltan cargar datos es la Tercera, la que incluye La Matanza, bastión histórico del peronismo.
En las últimas elecciones, el promedio de diferencia entre el escrutinio provisorio y el definitivo apenas superó el 0,20%. Teniendo en cuenta que en este caso la diferencia es de apenas 8 centésimas, lo que resta contar puede ser más que suficiente como para cambiar el resultado.
Lo concreto es que el escrutinio provisorio que comenzó a las 21 de la noche del domingo no tiene valor legal. Mañana la Cámara Nacional Electoral comenzará el escrutinio definitivo y todo el proceso puede demorar unos 15 días.
Ese escrutinio estará a cargo de la Justicia Electoral de La Plata, a cargo del juez Juan Manuel Culotta. Allí se abrirán urnas si es necesario y se terminarán de contar los votos que podrían cambiar parte de la historia, al menos en el terreno de lo simbólico y más allá de que la sensación sea que lo de las PASO fue un auténtico empate técnico.