Mientras en el gobierno hoy observarán con atención la marcha a plaza de Mayo que convoca la CGT contra la flexibilización y la reforma laboral, siguen apostando a una conducción sindical dividida para contener a los distintos sectores que pugnan por protagonismo en el seno del movimiento obrero.
Con todo, en el Ministerio de Trabajo insisten en que mantienen diálogo con distintos referentes sindicales y, aunque cuestionan la legitimidad de la protesta, reconocen que continuarán reuniéndose con las distintas líneas internas del gremialismo, como ocurrió la semana pasada en un ágape que juntó a funcionarios nacionales y a Hugo Moyano y José Luis Lingieri (Obras Sanitarias).
Hoy, de hecho, el ministro Jorge Triaca almorzará con los jefes de las 62 Organizaciones Peronistas que, hasta su fallecimiento lideraba el aliado Gerónimo “Momo” Venegas, y actualmente se referencia en Antonio Cassia (Suphe, petroleros), también de óptima relación con el hijo del ex ministro de Carlos Menem.
En las últimas semanas los organizadores de la marcha que hoy desembocará a metros de la Casa Rosada sufrieron presiones para bajar la protesta: exponen las tensiones que afronta el triunvirato que conduce la CGT, Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid.
En paralelo, arrecian las versiones sobre la supuesta unificación del sillón de calle de Azopardo tras las elecciones del 22 de octubre.
Ayer Juan Carlos Schmid, el más duro y el de mayor peso específico de los triunviros, disparó por su cuenta de Twitter que “se está jugando a fondo para la división de la CGT. Quiere un movimiento obrero dividido y eso no lo podemos permitir”.
“Conviene que haya distintas partes en representación en la CGT dada la heterogeneidad del reclamo. Es una forma de contener a todos los sectores y que no desborde en mayor conflictividad”, analizó un importante funcionario PRO ante la consulta de este diario en plena campaña de las PASO.
En el gobierno apuestan a que hoy no movilicen gente los gremios de servicios conocidos como “los Gordos”, entre los que se cuentan los más dialoguistas con Casa Rosada, como Armando Cavallieri (Comercio) y Andrés Rodríguez (UPCN). Y, por el momento, siguen rechazando acuerdos de mesa chica con la cúpula sindical de calle Azopardo.
De todos modos, se espera una movilización masiva teniendo en cuenta que ya anticiparon su adhesión las dos CTA y los movimientos sociales.
Con estos últimos, referenciados en CTEP y Barrios de Pie, el oficialismo continúa negociando la implementación de la ley de Emergencia Social y un refuerzo en alimentación para comedores barriales. De hecho, mañana hay prevista una nueva reunión en la sede de Desarrollo Social con los técnicos del equipo de Carolina Stanley.
En este contexto, el clima de incertidumbre que rodea a la central obrera juega a favor del oficialismo. Si el triunvirato devendrá en unicato a fin de año mucho tendrá que ver las elecciones legislativas.
Mientras que algunos gremios jugaron en la última elección con Florencio Randazzo, de hecho el triunviro Daer quedó salpicado por la baja performance electoral del ex ministro de Transporte, Acuña adhirió al massismo y Smith a último momento bajó su lista santafesina de las PASO del PJ de esa provincia.
Pablo Moyano, que hoy con su gremio Camioneros tendrá a su cargo la seguridad de la movilización, reclama endurecer la postura hacia el gobierno al igual que el bancario Sergio Palazzo, uno de los pocos jefes sindicales de peso cercano a Cristina Kirchner.
En privado, la ex presidenta se ufana de no tener “buena relación con la cúpula sindical, pero sí con referentes como Palazzo” y dirigentes de ATE, Suteba (Roberto Baradel), Canillitas y Metrodelegados.