El Papa Francisco, actualmente en gira por México, le envió a través de uno de sus colaboradores más cercanos, un rosario a la dirigente del Movimiento Tupac Amaru Milagro Sala que permanece en prisión desde el 16 de enero de este año, acusada por irregularidades en el manejo de fondos públicos destinados a la construcción de viviendas.
El jefe de la iglesia le encomendó, antes de iniciar el viaje que lo llevó a Cuba y posteriormente al país azteca, a Enrique Palmeyro, ex seminarista y número dos de Scholas Ocurrentes –la red de escuelas con estatus pontificio nacida en el Arzobispado de Buenos Aires hoy difundida a nivel global-, que se acerque al acampe que varios militantes de la Tupac mantienen en la Plaza de Mayo a llevarles el rosario bendecido y a comunicarles que "está muy preocupado por su detención".
Según un informe publicado este lunes por el matutino Página/12, Palmeyro visitó a Alejandro "Coco" Grafagnini en la carpa de la organización el pasado lunes pero como éste se encontraba en una reunión, habló con otros integrantes del movimiento y les entregó el regalo y el mensaje de apoyo.
Este gesto agrega algo aún más tensión al encuentro que sostendrán el próximo 27 de febrero el sumo pontífice y el presidente de la Nación, Mauricio Macri en el Vaticano sobre un hecho que fue denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
No es este el primer gesto del Papa hacia la dirigente: en junio de 2014, la recibió en el Vaticano junto con dirigentes de organizaciones coyas, guaraníes y diaguitas, oportunidad que aprovechó para expresarles un pedido de "perdón" por el accionar de la Iglesia Católica en la conquista de América, que después hizo público durante su visita a Bolivia en 2015.
En una de sus "Reflexiones desde la cárcel", Sala recordó aquella oportunidad.