Al finalizar su mandato será el presidente no peronista con menor cantidad de medidas de fuerza de este tipo desde el regreso de la democracia. Un reconto de las huelgas generales y sus motivos

El quinto paro nacional desde la asunción de Mauricio Macri como Presidente de la Nación deja mucha tela que cortar, pero sobre todo deja como evidencia dos cuestiones: por un lado, el descontento de las bases sindicales con las políticas sociales y económicas que están dejando al país sumido en una crisis, con altos índices de inflación y pobreza y, por otro lado, la adhesión de las columnas gremiales al pedido de unidad dentro del arco peronista.

Desde el pasado 10 de diciembre de 2015 hasta hoy, Cambiemos afrontó cinco paros nacionales (sin contar el del pasado 30 de abril, que no tuvo el aval de la conducción de la Confederación General del Trabajo -CGT-).

6 de abril de 2017. Fueron 16 meses los que Macri transcurrió con tranquilidad antes del primer paro de carácter nacional. Previo a esto, el mandatario había logrado calmar las aguas tras arreglar con las organizaciones sindicales los fondos de las obras sociales.

La medida fue impulsada por la CGT y contó con el aval de gran parte del sindicalismo, entre ellos las dos Centrales de Trabajadores de la Argentina (CTA). Para ese entonces, las políticas económicas ya habían comenzado a calar hondo en el bolsillo de todos los argentinos, pero el principal objetivo del arco sindical era mostrar su fuerte rechazo al incumplimiento del pacto antidespidos que habían firmado los empresarios con el propio Gobierno.

Esta primera huelga, que no contó con grandes movilizaciones pero si con un país totalmente paralizado ante la adhesión de los gremios de transporte, coincidió con el Foro Económico Empresario de América Latina, también conocido como Mini Davos. Fue la primera medida de fuerza, pero también una advertencia Macri, que estaba siendo observado por los principales líderes del continente.

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18 de diciembre de 2017. Fue sin anuncio previo. Una hora y media le bastó a la CGT para avisar que había un nuevo paro nacional. En esta ocasión comenzó al mediodía, pero los gremios de transporte continuaron trabajando hasta la medianoche para garantizar la vuelta a casa de miles de trabajadores.

La gota que rebalsó el vaso fue el tratamiento de la Ley de Movilidad Jubilatoria que se impulsó desde el arco oficialista. Justamente, la medida se puso en marcha una vez que la Cámara de Diputados dio el quórum. Hubo represión y manifestantes heridos. Miles de jubilados vieron cómo, en una simple votación, perdían fuertemente su ya golpeado poder adquisitivo.

25 de junio de 2018. “Acá se trabaja”, dijo Macri en un video difundido esa mañana en sus redes sociales. El tercer paro desde el comienzo de su gestión contó con la adhesión de la CGT, las dos CTA y los movimientos sociales. Las 62 organizaciones peronistas no dieron el visto bueno y continuaron sus actividades normalmente. Al igual que en 2016, el reclamo fue ante la inconsistencia del plan antidespidos y el pedido de reapertura de las paritarias ante los altos índices de inflación.

25 de septiembre de 2018. Otra vez la CGT estuvo a la cabeza del paro. Tuvo un alto acatamiento y, a diferencia de otras oportunidades, hubo una gran marcha a Plaza de Mayo, impulsado principalmente por el moyanismo. En esta oportunidad la medida de fuerza fue para expresar el repudio total al endeudamiento y al acuerdo entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional.

29 de junio de 2019. Llegamos al quinto paro en la era Macri y las calles de todo el país están totalmente vacías, sobre todo por la adhesión del transporte público y de otros sectores gremiales que, hasta hoy, habían actuado de manera más individualista. Es, hasta el momento, la medida más contundente. A diferencia del paro parcial del pasado 30 de abril, hoy el gremialismo muestra unidad.

Más allá del pedido de un cambio en las políticas económicas, esta huelga va en consonancia con el pedido de unidad por parte del peronismo. Horas previas, el Gobierno intentó desactivar la medida pero sin frutos.

A través de un video que divulgó por las redes sociales, la CGT enumeró las razones de la protesta: activar un pacto antidespidos; aumento del salario mínimo; congelamiento de las tarifas de los servicios públicos; modificar el rumbo del plan económico y paritarias libres para evitar la caída del salario real.

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Con el calendario electoral pisando los talones, esta sería la última gran medida de fuerza impulsada por el sindicalismo. De ser así, Macri finalizará su mandato con cinco huelgas generales y será el presidente no peronista con menor cantidad de paros desde el regreso de la democracia.

Un informe de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones institucionales de la Universidad Austral detalló que desde 1983 se efectuaron en el país un total de 42 paros generales nacionales (43 con el de hoy) de los cuales 26 se concentraron en tres presidentes no peronistas: 13 a Raúl Alfonsín, ocho a Fernando De la Rúa y cinco a Macri.

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