Mauricio Macri asumió formalmente la presidencia argentina del G-20, con un acto realizado en el CCK en el que destacó la confianza que la Argentina inspira en el mundo, al tiempo en que destacó el desafío de "sumarnos a una conversación global sin alzar la voz enojados, pero tampoco sin seguir pasivamente los intereses de otros".
El jefe de Estado afirmó que el G20 debe actuar "creando consensos básicos", al anticipar la línea que le imprimirá a su nuevo rol, y puso como ejemplo las reformas que impulsa su Gobierno, con el apoyo de gobernadores y sindicatos.
Remarcó que su "gran meta nacional" es "reducir la pobreza" y que en consonancia con esa idea, el lema del encuentro del G20 sería "construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible".
En un discurso mesurado en tiempo y forma, Macri se mostró esperanzado: "Un mundo al que vemos como oportunidad para crecer y desarrollarnos y queremos ser la expresión de toda una región, no solo de nuestro país, por eso vamos a poner en el centro del G20 las aspiraciones y preocupaciones de esta región en desarrollo, que está ansiosa de nuevas oportunidades".
El grupo, integrado por 19 países más la Unión Europea -las 20 principales economías del mundo, tanto desarrolladas como emergentes-, demostró "ser muy efectivo", según Macri, en la crisis financiera global desatada en 2008.
"Impidió una depresión internacional y además fortaleció la arquitectura financiera. Hoy no estamos en el mismo escenario, el crecimiento es firme, aunque debemos tener un optimismo cauteloso porque ese crecimiento no ha beneficiado a todos y esto ha socavado la confianza de muchos en la globalización", señaló.
Vallados en avenidas céntricas, el cerramiento de un sector de Puerto Madero para la cumbre de la Organización Mundial de Comercio que obligó a censar a los vecinos, la incorporación de dispositivos para escanear datos biométricos e informes de inteligencia sobre grupos de riesgo, fueron algunas de las medidas para evitar que “nuevas formas de violencia” produzcan zozobra en medio de eventos donde concurrieron personalidades de todo el mundo.
Una prueba de fuego será la organización de la conferencia de la OMC en el hotel Hilton: para ello el gobierno decidió “cerrar” Puerto Madero durante casi 3 días. Se tomaron medidas inéditas: los vecinos para garantizar su ingreso y egreso del último barrio porteño tuvieron que dejar sus datos biométricos. Durante las jornadas del evento deberán pasar por el sistema morpho touch -que se usa en las canchas de fútbol para aislar a los barras- para identificarse y así acceder a sus hogares.
Durante esas jornadas los restaurantes de Puerto Madero tendrán “un público cautivo” de 3500 personas -habrá ministros de distintos países y personalidades del mundo financiero- ya que por una cuestión organizativa no podrán comer en el establecimiento elegido para el evento.
Las medidas de seguridad responden a protestas anunciadas de grupos antiglobalización que incluso se juntarán en un festival. Habrá senderos seguros para los asistentes diseñados por Seguridad y Transporte de la Ciudad. “Hubo mucho trabajo en equipo, con Transporte, con la AFI (inteligencia), para diseñar la logística. La idea es garantizar el mejor clima para el evento. Acá la gente puede protestar pero el límite es la violencia”, concluyó el experto en seguridad consultado.
En todo caso, si el operativo llegara a ser exitoso quizá podría replicarse para la cumbre de presidentes del G-20 donde aún resta saber de qué forma el país garantizará el cuidado del espacio aéreo. Habrá que esperar si alcanza con el lento reequipamiento de las FF.AA. que lleva adelante el gobierno
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