-Si desdoblaban las elecciones hubieran tenido un peronismo dividido. ¿No cree que fue un error no haberlo hecho?
-Yo nunca especulé con la Provincia. No especulé cuando vine acá a ser candidata en diciembre de 2013 y nadie me conocía. Tampoco especulo hoy: la verdad es que en un contexto como el que atravesaron muchos bonaerenses el último año y medio, decirles que íbamos a destinar miles de millones de pesos para desdoblar una elección, era algo que me parecía obsceno.
-Uno de los argumentos para no desdoblar era que se iba a nacionalizar la elección. Pero es lo que igual terminó sucediendo.
-Bueno, yo sigo queriendo discutir los temas de la provincia. El domingo que viene, la provincia no tiene segunda vuelta; es por un voto, no hay balotaje, y cada voto cuenta. Así que para mí es muy importante estos días que quedan poder discutir qué provincia queremos, con qué valores vamos a gobernar. Si queremos una provincia que le dé un mensaje claro como le hemos dado nosotros al delito, un mensaje donde no queremos la puerta giratoria, donde el que hace las cosas mal las tiene que pagar en un esquema de justicia independiente, donde todo el mundo puede pensar como quiera pensar, y no por eso es mi enemigo.
-Kicillof dijo que usted tiene la responsabilidad de que el próximo gobierno no se encuentre con un vencimiento de deuda difícil de afrontar a pocos días de asumir. ¿Qué nivel de endeudamiento habrá al final de este mandato?
-Muy similar al que había en diciembre de 2015, solo que a tasas más bajas, con plazos más largos, con cuentas ordenadas, con impuestos más bajos, y con obras.
-Ustedes tuvieron buena relación con Sergio Massa, quien sin embargo tildó estos días a los gobiernos nacional y provincial de "mezquinos", y dijo que no asistían a las ciudades por una cuestión político-partidaria.
-Los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires recibieron fondos, no solamente los fondos de coparticipación, que se incrementaron -hoy la coparticipación municipal es más alta que cuando empezamos a gobernar; sino que además recibieron todos los fondos que les correspondía en fecha y forma. Bien pagos, no como sucedió cuando llegamos y había seis meses de deuda con los intendentes. Pero además recibieron fondos adicionales para hacer obras; todos, los 135 municipios, y todos recibieron un fondo para mejorar la seguridad. Sin discriminar, creo que es la primera vez en muchos años de democracia en la provincia en que esto sucede: que los 135 municipios hayan recibido fondos por fuera de la coparticipación y los fondos de asignación específica. Si yo vuelvo a ser gobernadora, los bonaerenses pueden estar tranquilos, como estuvieron estos 4 años, de que no importa a quién voten, yo no voy a discriminarlos por pensar distinto.
-¿Qué desnudaron las inundaciones de días pasados?
-Que es un problema de décadas, que todavía falta tiempo para resolverlo, pero que cuando uno empieza las obras, empieza a mostrar resultados, empieza a haber gente que va a dormir tranquila. Por ejemplo en La Plata, donde no hubo inundación; fue la lluvia más fuerte desde la tragedia de abril de 2013, y la ciudad no se inundó. Como por ejemplo José C. Paz; Morón, donde yo vivo y las obras también se hicieron. Mucho más donde invirtieron los intendentes: San Isidro, Vicente López, que ya hace tiempo que no se inundan. Lo importante es que empezamos. Sin ir más lejos, la obra del Salado, de Monte, se va a terminar en 2022, cuyo financiamiento no importa quién sea el gobernador, ya está garantizado, porque es un crédito del Banco Mundial que conseguimos nosotros. Y cuando esa obra se termine, en el 2022, 57 municipios de la provincia van a dejar de inundarse.
Vicente López, a las urnas para elegir intendente
Nuevo domingo de responsabilidad ciudadana
-¿Cuántas cloacas se hicieron estos años?
- Hay 700 mil más bonaerenses que tienen cloacas, y un millón más que hoy tienen agua potable, en nuestra gestión. Y eso no tuvo que ver con ninguna discrecionalidad, sino con un plan de Aysa.
-Así y todo, ¿heladera mata cemento?
-No, yo no siento que haya que elegir. Yo vengo de una casa donde no siempre llegábamos a fin de mes, y me tocó varias veces que pasara en mi casa. Así que yo sé que cuando uno está mirando la cuenta de llegar a fin de mes y cómo usa la tarjeta, es difícil que pueda mirar el asfalto, la cloaca, o el agua potable. Pero no quiere decir que no se valore, sino que hay otras urgencias. Y hay que entenderlas, acompañarlas, y darles respuestas. Y yo estoy convencida de que si pudimos demostrar que éramos un gobierno capaz de plantarnos sin dudas, sin mensajes ambiguos, con total firmeza frente a temas como el narcotráfico, el juego, el delito, de la misma manera vamos a poder ser el gobierno que dé respuestas al empleo, al trabajo y a llegar a fin de mes más tranquilos.
-¿Qué representó el cambio del tipo de campaña que implementó el gobierno nacional a partir del resultado de las PASO?
-Yo creo que es bueno que los que compartimos valores parecidos podamos ver que somos muchos. Lo mismo pasó en 2015. A veces uno -y no lo digo por mí, sino por el ciudadano común- en su casa siente que es una minoría, que está defendiendo valores en soledad, y cuando uno va a estas marchas donde todo el mundo se moviliza por sí mismo, se da cuenta que somos muchos los que creemos en una Argentina sin soberbia, sin descalificaciones, en la Argentina del trabajo de nuestros abuelos, en la del esfuerzo
-Hay una corriente dentro de Cambiemos que sostenía que la grieta debía haberse dejado de lado después del triunfo de 2017. ¿Usted piensa lo mismo?
-No sé, no soy de las que miran para atrás. Sí estoy convencida de que el futuro es sin grietas, que pase lo que pase el 27 de octubre tenemos que reconocer que está el otro, que no alcanza con ganar elecciones, que hay que gobernar dialogando. Vos hablabas de Massa, pero yo podría hablar de los intendentes opositores, y con todos tuve diálogo, con todos mis equipos hicieron cosas juntos. Y la mayor parte de las leyes fundamentales de la provincia, la deuda, los impuestos, el fin de la reelección indefinida, al Ley de Paridad de Género, las declaraciones juradas públicas, todo salió votado en consenso con otras fuerzas políticas. Así que diálogo hubo, y si los bonaerenses me vuelven a elegir, va a seguir habiendo, porque es la única manera que uno tiene para gobernar.
-Una ley que deberían haber votado es la de debate obligatorio.
-Absolutamente, me hubiera encantado, y seguramente va a ser algo que les pida a mis diputados y a mis senadores que presenten cuando esta elección termine: que haya debate obligatorio en la provincia. Me hubiera encantado debatir, lamentablemente no se dio.
-¿Qué es el que más destaca de su gestión?
-Sin duda la pelea contra el narcotráfico: 40 toneladas de droga quemadas; cien millones de pesos recuperados -antes en los operativos de la policía no se recuperaba plata-; 13.000 policías vinculados a la corrupción, y algunos al narcotráfico, fuera de la fuerza, muchos presos. El trabajo que hicimos de los 140 búnkers derribados, esa tarea fue en serio y terminó con siete mil narcos presos. Pero esa tarea no se termina: el mensaje tiene que ser claro todos los días. Porque lamentablemente el del narcotráfico es un problema de muchos países, y va a instalarse donde siente que tiene mensajes más ambiguos, más permeabilidad, menos condena.
-Ha dicho que cualquiera sea el resultado de la elección va a seguir haciendo política en la Provincia.
-Así es.
-¿No hay ninguna tentación de la Ciudad, Rodríguez Larreta no tiene reelección si gana?
-No, no. La Ciudad es una etapa de mi vida ya finalizada, yo elegí esta provincia y la sigo eligiendo. Y desde el lugar donde la gente me ponga voy a seguir siendo parte.
-Si gana las elecciones, ¿cuál va a ser el objetivo principal del próximo mandato?
-Empleo, alivio en el bolsillo de los bonaerenses y estar cada vez más cerca, todos los días.
-¿Y si pierde, cómo quiere que recuerden su paso por la gobernación?
-(Piensa un momento) La mortalidad infantil más baja de la historia, la baja de los homicidios; los secuestros cero del mes de abril; el millón de adultos que volvieron a estudiar, primaria o secundaria, que habían abandonado, la mayoría mujeres, la mayoría pobres. Y cada una de esas obras que hizo que alguien, más allá de mejorar su calidad de vida, después de esperar 10, 20, 30, 40 años, sintiera que podía volver a confiar.
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