Mientras que Kicillof se impuso en la interna, en LLA se viene un fuerte pase de facturas por el armado de listas. Fuerza Patria hizo la diferencia al ganar en más municipios que los que gobierna.
Se trata de un resultado inesperado, más allá de que todos dábamos por sentado un triunfo del PJ. La incógnita era por cuánto. Al final, no votó tan poca gente como se temía: la participación fue del 63%. Cuatro años atrás había sido del 72%. Bajó, sí, pero no fue un derrumbe. El resultado queda, entonces, legitimado: no puede explicarse solo por una baja en la concurrencia. Y allí se ve la importancia del rol de los intendentes. Una lectura más fina de los porcentajes y de los votos en cada distrito mostrará la magnitud de la ola celeste: Fuerza Patria ganó en más municipios de los que gobierna, y eso hizo la diferencia.
En cuanto al clima político, era difícil imaginar que el gobierno llegara tan golpeado a esta elección. Tres factores de fastidio se acumularon con el tiempo: primero, el rechazo al estilo de liderazgo; segundo, la falta de empatía en causas sensibles, como el Garrahan, las jubilaciones o la discapacidad; y tercero, la situación económica, que ya empezaba a afectar a la clase media. El desgaste se arrastraba desde comienzos de año, con el discurso de Milei en Davos como punto de inflexión. Y el "caso Libra" actuó como un goteo corrosivo que se aceleró con la aparición de los audios, la gota que rebalsó el vaso.
El gobierno intentó jugar esta elección como si fuera nacional, pero en un contexto adverso y sin capacidad de reacción en las últimas tres semanas. En cambio, Fuerza Patria fue astuto: evitó poner a Cristina en el centro de la campaña y logró que la discusión girara en torno a Milei. La detención de Cristina, que se suponía sería el eje, quedó en segundo plano. El resultado fue que, al menos en el Gran Buenos Aires, hay hoy más fastidio con Milei que con Cristina.
Kicillof, en este escenario, gana una partida frente a Cristina y La Cámpora. Pero esto es apenas un capítulo de una disputa que seguirá abierta. Octubre será decisivo para ver si logra consolidarse como líder. Una ruptura no tiene sentido: Kicillof necesita unir al peronismo si quiere ser competitivo en 2027. Hoy aprobó una materia, pero todavía le quedan varias por rendir.
Del otro lado, en La Libertad Avanza se viene un fuerte pase de facturas por el armado de listas. Desde la estrategia territorial diseñada por Karina y los Menem, hasta los candidatos "digitales" que responden a Santiago Caputo, todo quedará bajo cuestionamiento. Poner desconocidos en las listas exige que la marca traccione sola, y esa marca mostró sus límites. Ahora, José Luis Espert deberá salir a hacer campaña con el peso de esta derrota encima, una tarea cuesta arriba.
El último punto es económico. Los mercados reaccionarán negativamente. El mal manejo económico, los audios y la incertidumbre política desataron demonios difíciles de controlar. A eso se suma lo pendiente en el Congreso: la oposición insiste en que haya un presupuesto, que el presidente deberá presentar en los próximos días. Todo conforma un frente complejo que hará muy cuesta arriba la campaña oficialista en los próximos cincuenta días, hasta el 26 de octubre.
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