Ocurrió a la altura del peaje de Hudson, y los pasajeros debieron aguardar otro micro para continuar su viaje a La Plata. Intervino la policía que no pudo dar con los autores.
En medio de un violento ataque a la altura del peaje de Hudson, vándalos arrojaron piedras a un colectivo de la línea 129 que se circulaba por la Autopista Buenos Aires-La Plata en dirección a la capital bonaerense, reventaron una ventanilla y provocaron que el chofer detenga la unidad ya que no podía seguir con su recorrido, motivo por el cual decenas de pasajeros tuvieron que aguardar otro ómnibus para continuar el viaje, mientras que agentes policiales de dicha jurisdicción intentaron ubicar a los responsables pero no obtuvieron resultados.
Se trata de un nuevo episodio bajo esta modalidad que no es para nada nueva y que en las últimas semanas se replicó tanto en el distrito como en el barrio de la Ribera en Quilmes o en Ezpeleta. Lo cierto es que los piedrazos pueden tener dos motivos. El primero de ellos, es que lo hagan por pura maldad, con el fin de simplemente interrumpir el viaje de los ciudadanos que marchan hacia sus viviendas o trabajos. El otro, es que tras apedrear los coches, esperen que estos frenen y así robarles a quienes van arriba.
En esta ocasión, fue cuando una unidad de la línea 129 que opera la empresa Misión Buenos Aires, circulaba por la autopista a la altura del peaje de Hudson, en Berazategui e iba bastante lleno. El recorrido comenzó en Retiro y debía llegar hasta la terminal de micros de La Plata. Lamentablemente, cuando llegaron a la mencionada zona e iba menos de una hora transcurrida, sufrieron el ataque de manos de malvivientes.
Todo se dio muy rápido, pero algunos pudieron divisar a un grupo de adolescentes que arrojaron una piedra de gran tamaño, la cual impactó contra la puerta delantera que sirve como ascenso y descenso. El cristal estalló y los pequeños fragmentos de vidrio volaron por todos lados, tanto dentro como afuera. De milagro, a pesar de la violencia con la que se desarrolló todo, no hubo que lamentar heridos y tampoco se precisó de asistencia médica, algo que no hubiese sido para nada raro.
Cabe destacar que si el cascote hubiese impactado contra el parabrisas o incluso traspasado, el chofer podría haber perdido el control y causado una tragedia. De hecho, el conductor decidió no seguir con el viaje y avisó a la empresa sobre lo sucedido. Es importante resaltar que no hubo robos y a los culpables los perdieron de vista.
Agentes policiales de la Comisaría Cuarta se apersonaron y rastrillaron la zona, aunque el resultado fue negativo y no pudieron obtener datos de los vándalos, quienes quedaron en libertad absoluta.
Sin ir más lejos, dos semanas atrás hubo una ola de ataques y una amenaza de paro de parte de los conductores, quienes exigen mayores medidas de seguridad para no tener que sufrir estos episodios, que pueden costar muy caro.
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