El ex futbolista, surgido en Lanús, aclaró que a la hora de las lesiones a todos se les complica un poco más que cuando eran profesionales. "Uno está más grande, no hace tanta actividad y la verdad que terminás un poquito contracturado. Por suerte no tuve nada grave en mi carrera y estoy tranquilo con ese tema", precisó.
De todas formas, admitió que la llama sigue encendida y por eso se enojan con sus compañeros cuando las cosas no salen: "Como todo, las calenturas están. Nos divertimos, pero ninguno quiere perder. El espíritu de ganar y estar ahí arriba en el torneo a todos les gusta. Lo bueno es que eso hace que el campeonato se ponga competitivo", subrayó.
Y no perdió la oportunidad para afirmar que el momento más importante de los fines de semana está fuera de la cancha: "El post partido y la previa en el vestuario marca que la química no se pierde nunca. Después tomamos algo y pasamos un rato agradable con los compañeros".
Pionero en festejos
Cáceres, que tuvo un largo recorrido en su etapa profesional en clubes como Lanús, Alvarado, Quilmes, Newell's, San Martín de Tucumán, Atlanta, Argentino de Quilmes, Berazategui, El Porvenir y Tristán Suárez, expresó que no sólo se destacaba por sus goles, sino también por su forma de celebrarlos.
"En la semana se trataba de inventar algo para los partidos. En Tucumán me tocó definir un partido contra Belgrano. Salí hasta la línea del banco de suplentes, el masajista me lustró los botines y Madorrán me echó por festejo desmedido. Trossero era el técnico y me quería matar porque me echaron a los 20 minutos del segundo tiempo. Lo importante es que ganamos", contó.
El goleador destacó también la categoría de los compañeros con los que le tocó jugar: "En primera tuve a muchos que hoy son técnicos como Martino, los hermanos Enrique, Pumpido, Schurrer, Bassedas y Guillermo Barros Schellotto. Muchos conocidos que el fútbol te da la suerte de haber hecho buena amistad". Más información en www .
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