Por estos días, Franco tiene motivos para sentirse orgulloso y es que hace pocos meses se cumplieron 15 años de la obtención de su título argentino, en la categoría pesados. Fue un 10 de octubre de 1997 cuando le ganó a Daniel Netto, por puntos en 12 rounds y de ese modo lograba coronarse campeón nacional.
Pero en aquella oportunidad había un doble motivo de orgullo, ya que esa conquista se daba en su propia tierra: la pelea se había hecho en Solano; por primera vez, la zona Sur era anfitriona de un título a nivel nacional.
Mientras tanto, no abandona su tarea, en el gimnasio donde enseña sus conocimientos en boxeo y en los dos comedores, donde cada día desayunan, almuerzan y meriendan más de un centenar de personas, principalmente chicos. La tarea no es sencilla, pero Ringo no sabe lo que es bajar los brazos y la sigue peleando, con las dificultades cotidianas y con la satisfacción del deber cumplido.
Correntino de nacimiento, pero solanense por adopción, Ringo se abrió camino en la vida a los golpes. En su adolescencia comenzó a entrenar y, poco después, a sumar títulos.
De la mano de Pedro Pagaburu, su entrenador, comenzó a cosechar éxitos y hazañas. "Le voy a estar eternamente agradecido, con él me inicié en el boxeo y me enseñó mucho", reconoce el deportista de la región.
Como amateur ganó ocho títulos argentinos, dos sudamericanos, para ser declarado en 1985 como mejor boxeador amateur de la década. A su vez, los títulos en el profesionalismo también fueron varios, como Campeón Argentino, Sudamericano y Mundial Fedelatin de la AMB, pese a algunos problemas, como la fractura en una de sus manos que lo mantuvo alejado algún tiempo de los cuadriláteros.
Franco recorrió el mundo con el poder de sus puños: peleó en Estados Unidos, Alemania, Corea, Rusia, Venezuela y Brasil. Además, son muy recordadas las peleas contra Fabio La Mole Moli, todas en Córdoba, donde el local recibía el guiño de los jueces, en combates que fueron muy parejos.