Cada vez son más los casos que se visibilizan en el distrito, donde la problemática se convirtió en uno de los temas centrales de debate entre profesionales que trabajan en centros de salud y escuelas.

El reciente suicidio de un menor de 14 años en su vivienda del barrio El Tropezón, en Florencio Varela, puso en discusión una problemática cada vez más frecuente que desata preocupación entre padres y especialistas de centros de Salud y escuelas del distrito.

En las últimas horas trascendió la noticia sobre la fatal decisión tomada por un joven, que, mientras su madre y su padrastro se encontraban trabajando, se ahorcó en el interior de su casa y fue descubierto por un vecino que ingresó al domicilio para devolver unos materiales.

Otro hecho similar ocurrió en la madrugada del miércoles, aunque en esta oportunidad pudo salvarse la vida del joven que intentó suicidarse en el paso bajo nivel de la estación de trenes de Florencio Varela.

Alertados por las cámaras de seguridad, efectivos de la guardia comunal y la policía local se hicieron presentes en el lugar, logrando dar marcha atrás con la decisión del adolescente, oriundo del barrio San Nicolás.

Con la misma modalidad que en el anterior caso, el pasado 31 de agosto una adolescente de 16 años se quitó la vida arrojándose del mismo paso bajo nivel, en la avenida San Martín.

Consultada por esta problemática, la licenciada en Psicología, especialista en Clínica con Niños y Adolescentes, Zulema Buendía analizó que “las redes sociales amplifican la identificación” de este tipo de conductas, que “muestran una solución ilusoria en la muerte, para evitar los conflictos familiares y personales”.

En tal sentido, las redes sociales operan de manera negativa al visibilizar mayor cantidad de suicidios, al generar “efectos de identificación en el orden de lo imaginario” sobre los adolescentes, que lo toman como “modelo fallido” para afrontar severos cuadros de angustia generados, principalmente, por violencia o abandono familiar.

El famoso caso de la “Ballena Azul” es uno de los ejemplos de esta suerte de “contagio” por internet.

“No siempre se puede evitar dicho acto suicida, pero es imprescindible trabajar en la importancia de la escucha, que aloje el padecimiento subjetivo y favorezca el lazo social. La función de las familias en algunas oportunidades desfallece, siendo central la interlocución para los jóvenes”, consideró Buendía en diálogo con DIARIO POPULAR.

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