Al menos 50 personas provocaron destrozos en la vía pública, en Quilmes, en medio de una despedida tumbera a un experimentado ladrón que fue abatido por un gendarme, en la cual, además de efectuar disparos al aire y atemorizar a todo el barrio, prendieron fuego el asfalto con combustible, quemaron una moto y rompieron una camioneta que estaba estacionada allí.
Todo sucedió en las calles 870 bis y 899 bis, del barrio de Los Eucaliptos en San Francisco Solano, partido de Quilmes, barrio en el cual el fallecido vivió toda su vida.
En primera instancia, el "homenaje" se iba a realizar el día lunes, pero las fuerzas policiales, alertadas y enteradas de ello, impidieron el ritual por claros motivos. Eso motivó a que se organizaran y lo pospusieran un día, hasta la noche del martes.
Fue así como se juntaron un total de 50 motos y, entre lágrimas y alcohol, fueron sacando sus pistolas y disparando al aire, como es clásico en este tipo de despedidas. Además, bañaron con combustible el asfalto e hicieron un camino de llamas para quemar una motocicleta, provocando que se queme todo a su alrededor y que quede todo destrozado. Para colmo, un vecino la ligó de rebote.
La víctima de los violentos, un hombre mayor, tenía su camioneta tipo Kangoo estacionada a un costado. En medio del brote, comenzaron a pegarle con piedras, puños y patadas, dejándola a la miseria, con las chapas abolladas y los vidrios rotos. Cabe destacar que este sujeto no tuvo ni tiene nada que ver con la muerte del delincuente, que fue abatido por un gendarme semanas atrás.
El hecho
La muerte ocurrió la noche del viernes 24 de febrero, cuando el ladrón quiso asaltar al uniformado, que se encontraba arriba de su auto en Luis Agote y Martín Rodríguez, en Quilmes Oeste. Según informó el efectivo, el delincuente, identificado como Sergio Emmanuel Pacheco, de 36 años, quiso robarle y para eso sacó una pistola. Al verse en esa compleja situación, no dudó en dispararle.
La bala ingresó por el lado izquierdo del tórax y tuvo salida por la espalda, provocándole una gran pérdida de sangre.
Tras eso, se subió a su auto y se fue, encontrándolo las autoridades policiales al otro día tirado muerto en un basurero. La causa quedó en manos de la fiscal Karina Gallo, quien no ordenó la detención del gendarme, ya que según explicó actuó en legítima defensa.
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