El Parlamento italiano sancionó una ley pionera que reconoce la obesidad como una enfermedad crónica y progresiva. El objetivo es impulsar políticas públicas de prevención, inclusión y tratamiento a nivel nacional.
El Parlamento de Italia aprobó recientemente una ley histórica que reconoce la obesidad como una enfermedad crónica, progresiva y recurrente, marcando un precedente a nivel mundial. La medida busca impulsar la prevención, el tratamiento y la inclusión de quienes la padecen, a través de campañas, programas educativos y asistencia médica especializada.
El ministro de Salud italiano, Orazio Schillaci, definió la iniciativa como “una muestra de civismo”, destacando que la decisión refuerza el compromiso del país con la salud pública y la concientización social.
La nueva normativa no se limita al sistema sanitario. También apunta a garantizar la integración de personas con obesidad en ámbitos como la educación, el trabajo, el deporte y las actividades recreativas, buscando derribar prejuicios y promover entornos más saludables.
Además, como parte de la ley, se creará un Programa Nacional de Prevención y Tratamiento de la Obesidad, con un presupuesto inicial de 700.000 euros para el próximo año y aumentos progresivos hasta alcanzar más de un millón de euros anuales hacia 2027.
Aunque la ley fue aprobada por mayoría, varias asociaciones de pacientes reclamaron la puesta en marcha inmediata de acciones concretas y una correcta distribución de los fondos. Los especialistas coinciden en que se trata de un avance simbólico, pero advierten que el verdadero desafío será garantizar su aplicación efectiva en todo el territorio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que a la obesidad es una compleja enfermedad crónica que se define por una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La obesidad puede provocar un aumento del riesgo de diabetes de tipo 2 y cardiopatías, puede afectar la salud ósea y la reproducción y aumenta el riesgo de que aparezcan determinados tipos de cáncer. La obesidad influye en aspectos de la calidad de vida como el sueño o el movimiento.
El diagnóstico del sobrepeso y la obesidad se efectúa midiendo el peso y la estatura de las personas y calculando el índice de masa corporal (IMC): peso (kg)/estatura2 (m2). Este índice es un marcador indirecto de la grasa, por lo que existen otras mediciones, como el perímetro de la cintura, que pueden ayudar a diagnosticar la obesidad.
De acuerdo con datos de la OMS -correspondientes a 2022-, una de cada ocho personas en el mundo eran obesas. Además, en 2022, 2500 millones de adultos (18 años o más) tenían sobrepeso y de ellos, 890 millone eran obesos.
Desde 1990, la obesidad se ha duplicado entre los adultos de todo el mundo y se ha cuadruplicado entre los adolescentes.
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