Adriana Funaro, la cultivadora de cannabis para uso personal y medicinal que fue allanada y detenida el lunes en Ezeiza, fue liberada tras pasar tres días detenida en la comisaría 1° de Luis Guillón. Sin embargo, el juzgado negó a la defensa la excarcelación y dictó a Adriana la prisión domiciliaria. Sin derecho a transitar libremente, Funaro seguirá imputada por "siembra o cultivo de plantas destinadas a producir estupefacientes”, figura que prevé una pena de entre 4 y 15 años de cárcel.
El día del allanamiento la policía entró a su hogar con una orden por "cultivo y posesión de estupefacientes", librada a partir de una denuncia anónima de un vecino que apareció en el lugar mientras se llevaba a cabo el allanamiento, sacó un arma de fuego y disparó frente a decenas de personas que se habían concentrado en el lugar. Tras el operativo, la policía secuestró 36 plantas, algunas semillas y goteros con aceite medicinal de cannabis.
Por ello, varios padres de niños con diversas patologías que se tratan con el aceite que hace Adriana se presentaron en el lugar para evitar su detención dado que, sin su ayuda, sus hijos se quedan sin su medicina. A su vez, Adriana usa marihuana con fines medicinales, para paliar los dolores que sufre a causa de su artritis.
Si bien la prisión domiciliaria supone un beneficio, no resuelve la situación procesal de la cultivadora. “Lo que más necesitamos es la libertad definitiva de mi mamá, porque un arresto domiciliario no es una libertad. Vamos a ir por eso y después veremos cómo se resuelve la causa”, dijo la hija de Adriana, Micaela, en diálogo con la revista especializada THC.
Ahora la defensora oficial, María Victoria Baca Paunero, analiza los pasos a seguir en pos de lograr el cambio de carátula y la excarcelación definitiva de Adriana.