En el pico de su carrera, el músico inglés Clive Wearing, perdió la memoria de casi todo por una enfermedad, pero nunca olvidó a su mujer y la música.

El músico inglés Clive Wearing, nacido en 1938, estaba en 1985 en el pico de su carrera como intérprete y director de orquesta. Pero ese año fue afectado por loque parecía ser una simple fiebre. Los días pasaban y Clive empeoraba.

Finalmente, fue diagnosticado con el virus de herpes simple, el cual raramente puede cruzar la barrera hematoencefálica (una especie de protección que tiene nuestro cerebro) y causar, como en su caso, encefalitis en el paciente.

Como consecuencia de la inflamación, sufrió un importante daño en su cerebro, que afectó varias estructuras y, especialmente, el hipocampo, área clave para el aprendizaje y el almacenamiento de los recuerdos.

Clive quedó con una amnesia anterógrada que no le permitía formar nuevos recuerdos, y presentaba un período de conciencia de unos pocos segundos a minutos. Luego de esos instantes, todo parecía volver a comenzar.

Su esposa Deborah contaba que Clive anotaba en su cuaderno entradas de memoria de este tipo: “12.17: en este momento estoy despierto, acabo de recobrar la conciencia”; luego tacharía esto, y pondría “12.25: ahora estoy perfectamente despierto”; tacharía nuevamente y, luego de unos minutos, consignaría: “12.30: en este momento estoy despierto”.

Además, la amnesia de Clive afectó su capacidad de recordar hechos y sucesos vividos (amnesia retrógrada). La única persona a la que reconocía era a su pareja.

Sorprendentemente, más allá de haber perdido la capacidad de generar nuevos recuerdos y de no recordar parte de su vida, su memoria y habilidad musical permanecieron casi intactas: podía tocar el piano, leer partituras o dirigir su orquesta con la misma facilidad que antes, aunque no pudiera recordar cuándo ni dónde aprendió a hacerlo, ni aprender de memoria nuevas partituras.

¿Cómo era posible esto? El hecho de componer o interpretar música involucra estructuras y vías del cerebro distintas de las que son necesarias para la memoria de eventos. Es que la memoria no es un sistema unitario, sino un conjunto de sistemas que interactúan. Las memorias que permiten recordar los hechos vividos o los significados de las cosas pueden estar alteradas, pero puede mantenerse intacta la capacidad de aprender o recordar información procedural, como tipear en la computadora o andar en bicicleta. Es por esto que disciplinas como la musicoterapia resultan una herramienta útil para la rehabilitación o estimulación de personas con daño neurológico.

Clive vivía el mismo momento una y otra vez, rodeado de personas “desconocidas” en un contexto extraño, sin saber de su pasado ni mucho de lo que ocurría en su presente. Pero, como una metáfora de las pasiones más intensas, nunca olvidó el amor por Deborah y por la música.

Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico. Presidente de la Fundación INECO .

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