Sanar una herida, contar una historia y partir de una posición parecieran ser parte de una misma operación en "Retazos". Fernanda Petit, escritora y docente de Banfield, compuso la mitad de la obra que coescribió junto a miembros de la compañía de teatro Leneas a partir de su experiencia personal como hija de un colaborador directo de la dictadura.
El acercamiento a la compañía teatral se dio a través de una amiga en común, pero su historia personal fue lo que cautivó a sus compañeros. "Estaban buscando cuatro textos para armar algo para los 40 años del golpe cívico-militar, querían cuatro voces, cuatro miradas diferentes. Mi amiga les comentó algo acerca de mi historia de vida, pensando que tal vez yo podría escribir uno de los cuatro monólogos. Cuando me reuní con ellos y les fui contando mi historia, los atrajo y hubo un cambio de planes. Los parlamentos de la hija del desaparecido salieron de la novela 'El mar y la serpiente', de Paula Bombara; los de la hija del represor, son los míos".
Si bien la escritora destacó "la contención y el cuidado" del grupo de teatro, en lo personal también significó un desafío. Al respecto, explicó: "Lo viví como una forma de sacar afuera o poner en otro lugar cuestiones que me generaron conflicto durante gran parte de mi vida. Lo que sí fue más difícil y fuerte y conmovedor fue ver la obra, y más aún con algunas personas especiales para mí sentadas entre el público".
Petit amplió: "En escena aparecen las dos hijas y los dos padres, en diferentes momentos de sus vidas, y en un momento las historias se cruzan. La obra se llama "Retazos" porque justamente no se cuenta "una historia" sino que se van construyendo las historias a partir de esos fragmentos o retazos de vida".
Tras la muerte de su padre y años de terapia, Petit pudo resignificar el tema. Pero sin duda la cruzada más difícil para la autora fue la de ubicar la imagen de su padre con sus las ambivalencias que ello genera.
"El vínculo con mi papá, mi historia con él y mi forma de recordarlo son una gran ambivalencia. Como se dice en la obra, mi papá fue el gran hombre de mi vida, yo lo amé muchísimo como padre. Y a la vez, a medida que fui entendiendo de qué 'trabajaba', y en qué contexto, no sabía qué hacer con el amor que le tenía, hasta llegué a culparme por quererlo".
"Es complejo. Yo siempre digo que si tu papá es un militar, por ejemplo, vos crecés sabiendo que tu papá es militar y te vas constituyendo en base a eso. Para mí, mi papá trabajaba vendiendo en un negocio. Un día me enteré que trabajaba "en Presidencia", pero yo me enteré cuando ya hacía 10 años que estaba ahí. Y mucho después supe qué era exactamente el lugar donde trabajaba, y después aún, qué había significado durante la dictadura. Entonces tuve que ir construyendo y reconstruyendo en base a lo poco que iba sabiendo, de a retazos, como en la obra".