El Hipódromo de Palermo, en el que nació la pasión argentina por el Turf, hoy se encuentra cerrado al público debido a las medidas sanitarias. Aunque hay carreras, que se pueden ver por Internet.

El Hipódromo de Palermo, un ícono porteño que fue declarado patrimonio arquitectónico de la Ciudad de Buenos Aires, cumple 145 años.

Desde su inauguración, en 1876, fue un punto de encuentro y el lugar predilecto de importantes acontecimientos de la vida social y cultural nacional. La historia del Hipódromo se desarrolló simultáneamente a la constitución de la Nación argentina. Los principales apellidos de la sociedad civil ocuparon una posición relevante en su administración hasta mediados del siglo XX. Se trata de la generación que forjó un nuevo país y en ese esquema incluyó el turf marcando un estilo de vida en el que tradición, deporte y entretenimiento confluyeron en un mismo lugar.

“A pesar del momento difícil que vivimos, en el Hipódromo de Palermo trabajamos día a día para superar esta situación de la mejor manera posible. Adecuamos y mejoramos constantemente la experiencia para cuando puedan volver nuestros visitantes y desarrollamos canales digitales que son los pilares de la nueva realidad. A la vez, impulsamos el desarrollo de la actividad hípica en el resto del país y en todo el mundo”, aseguró el Gerente General del Hipódromo de Palermo, Fernando Facal. Y agregó: “Estamos ante una fecha especial y distinta, sin poder celebrar como este lugar se merece, pero con la responsabilidad de cuidar las fuentes de trabajo y la salud de todos. Con optimismo, esperamos poder tener un lindo festejo en el 146° aniversario”.

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 Antigua fotografía de las instalaciones del Hipódromo de Palermo

Antigua fotografía de las instalaciones del Hipódromo de Palermo

Tanto la historia oficial como la leyenda urbana cuentan que la tarde de apertura más de 10 mil personas asistieron al predio y el suceso sobrepasó todos los cálculos. Ubicado en pleno corazón de Buenos Aires, ya en sus primeras décadas adquirió gran jerarquía comparable a la de los principales hipódromos del mundo, como Longchamps, en París, y los antiguos ingleses de Ascot y Epsom del siglo XVIII.

La etapa de auge del Hipódromo se dio entre la primera presidencia de Julio Argentino Roca y la segunda de Juan Domingo Perón. A diferencia de lo que sucedía en otras latitudes, en nuestro país las reuniones hípicas atrajeron el interés de los sectores populares. El incremento considerable de la cantidad de aficionados promovió a la realización de obras con el objetivo de ampliar las instalaciones. La arquitectura neoclasicista estaba transformando Buenos Aires y, bajo el encanto de ese modelo edilicio, decidieron remodelar la tribuna oficial. La Belle Epoque francesa, con su amplitud e imponencia, se extendió sobre todo el predio otorgando la elegancia necesaria para recibir damas con miriñaque junto a caballeros de riguroso traje y bombín. Cuando se levantó este edificio de estilo francés no existían aún en Buenos Aires otras joyas arquitectónicas como la Casa de Gobierno, el Congreso de la Nación ni el Teatro Colón.

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En Palermo, las máximas premiaciones del Turf se convirtieron en una ceremonia oficial. El presidente de la República y sus ministros se daban cita en cada disputa del Gran Premio Nacional. Una tradición cívica desde tiempos de Roca, interrumpida brevemente en algún momento por Yrigoyen. Grandes personalidades de la vida nacional, como los presidentes Julio Argentino Roca, José Figueroa Alcorta, Carlos Pellegrini, Hipólito Yrigoyen, Marcelo Torcuato de Alvear, Ramón Castillo, Raúl Alfonsín y Carlos Menem estuvieron presentes en cada edición del Gran Premio Nacional. La cultura urbana aportó figuras de la talla de Miguel Cané, Ernesto Sábato y el mismísimo Carlos Gardel; todos aficionados de la pasión palermitana de los días domingos. Los principales jockeys recorrieron la arena de su pista e hicieron vibrar a multitudes. Domingo Torterolo, Máximo Acosta y por sobre todos, el gran Ireneo Leguisamo.

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Gardel y Leguisamo

Gardel y Leguisamo

La gran crisis del 30 atentó contra todas las variables económicas de la sociedad en su conjunto. En la década del 50, las indisimulables disputas ideológicas entre el gobierno nacional del presidente Perón y las autoridades del Jockey Club, de quien dependía el Hipódromo en ese entonces, resultaron en la expropiación, por parte del Estado, a la concesión entregada a la institución. La década del 60 mostró una pérdida de espectadores del orden del 30%. El público se repartía entre otros deportes, como el fútbol, el boxeo y el automovilismo.

Con la llegada de un nuevo gobierno peronista, el Jockey Club dejó nuevamente la administración del hipódromo en manos estatales que, con el correr de los años, se volvió deficitaria. En la década del 80 y con la vuelta a la democracia comenzaron las transmisiones televisivas de las reuniones hípicas de Palermo. En los 90 se modificó la vida social y cultural de Buenos Aires. Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem se ordenó la privatización de la conducción del Hipódromo de Palermo y el 5 de agosto de 1992 se adjudicó a una entidad privada con el nombre de H.A.P.S.A. (Hipódromo Argentino de Palermo Sociedad Anónima). La empresa se embarcó en un ambicioso plan de modernización y mejoras a través del cual se recuperaron los boxes, la redonda de exhibición y el túnel de jockeys. Además, se remodeló por completo la Tribuna Paddock (una de las más emblemáticas del predio) y se instaló la pantalla gigante de leds más grande de Sudamérica. En los 2000 HAPSA inició un proceso de restauración de fachadas y del interior de estas construcciones patrimoniales.

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En 2002 se produjo un cambio definitivo, a partir del ingreso de slots. Las salas del Hipódromo de Palermo se encuentran dentro de las 10 operaciones de tragamonedas más grandes y modernas del mundo, y se sigue invirtiendo para ofrecerles a los visitantes la mayor diversión bajo los principios del Programa Juego Responsable. Además, realizan un aporte muy significativo al turf nacional y a las miles de fuentes de trabajo que genera a lo largo de todo el país. También paga importantes impuestos para financiar programas sociales del Estado.

A partir de la gestión privada, el Hipódromo se reinventó y se convirtió en un gran Parque Urbano con entrada libre y gratuita. Turf, historia, tradición, innovación, arquitectura, turismo, seguridad y la más exquisita gastronomía se reúnen en un mismo lugar. En el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, el Hipódromo ofrece una amplia oferta de entretenimiento para toda la familia, que incluye muestras de arte, desfiles de reconocidos diseñadores de moda, ferias, actividades culturales, deportivas y de bienestar y shows de artistas nacionales e internacionales.

Actualmente, debido a las medidas sanitarias adoptadas por la pandemia, el Hipódromo sufre el cierre de sus salas de slots y tuvo que aplicar importantes restricciones en el resto de sus actividades, sin embargo, continúa invirtiendo para promover el entretenimiento a distancia a través de sus nuevas plataformas de diversión remota.

SECTORES DESTACADOS DENTRO DEL HIPÓDROMO DE PALERMO

Tribuna Oficial, Reloj, Redonda de Exhibición, las Pistas y el Deporte de Reyes.

En 1908 se convocó al arquitecto francés Louis Faure Dujarric para modificar las construcciones originales de sus tribunas. Fue él quien aplicó el actual estilo neoclásico y amplió la capacidad de cada una a 2.000 personas, tal como las vemos hoy. Si bien, actualmente, hay cuatro tribunas (Paddock, Oficial, Especial y Nueva), la Tribuna Oficial continúa siendo la más destacada y ha sido declarada Patrimonio Histórico de la Ciudad por su impactante arquitectura y excelente ubicación frente al disco de llegada.

Entre la Tribuna Oficial y la Tribuna Paddock, se puede observar el imponente reloj que fue fabricado en Tangerhütte (Alemania) especialmente para el Hipódromo de Palermo y tiene más de 100 años.

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Otro espacio icónico del Hipódromo es la Redonda de Exhibición, allí se muestran los caballos al público antes de cada carrera. La redonda rodea el túnel de los jockeys que, luego de prepararse para correr en los vestuarios y ponerse su chaquetilla, salen del túnel y montan los caballos para salir a la pista.

En las pistas del Hipódromo de Palermo se disputan aproximadamente 1.700 carreras al año, en las que participan más de 17.000 caballos Sangre Pura de Carrera (SPC). La pista principal de arena, considerada una de las mejores del mundo, mide 2.400 metros de largo por 28 de ancho y pueden competir hasta 21 caballos en ella. La pista de césped tiene una dimensión de 2.200 metros de largo por 20 de ancho.

GRANDES PREMIOS Y UN DÍA EN LAS CARRERAS

El Hipódromo de Palermo tiene un activo calendario hípico con 120 reuniones al año. Cada mes, se presentan diez jornadas hípicas con las mejores carreras de caballos. Dentro de ellas, se destacan las jornadas de Grandes Premios y las reuniones de “Un Día en las Carreras”.

En cada jornada hípica de relevancia, se brinda paralelamente actividades para toda la familia al aire libre (en este momento suspendidas por las medidas sanitarias restrictivas). El Hipódromo de Palermo renueva constantemente su agenda de actividades para que grandes y chicos puedan conocer el detrás de escena de las carreras de caballos y disfruten de música, juegos, obras de teatro, espacios de arte, temáticas de concientización sobre el cuidado de la salud y el ambiente.

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BIENESTAR ANIMAL DEL SANGRE PURA DE CARRERA Y LA VILLA HÍPICA

La Villa Hípica del Hipódromo de Palermo presenta el encanto de la tradición del campo argentino en plena ciudad. Ubicada sobre la calle Olleros es un lugar de excelencia para el albergue y entrenamiento de caballos Sangre Pura de Carreras (SPC).

Los SPC se destacan por alcanzar una gran velocidad y son el resultado de una crianza selectiva. Su bienestar es el principal motor del Hipódromo y la chispa que enciende cada jornada de trabajo.

Cada caballo que ingresa al Hipódromo de Palermo es revisado por el Departamento de inspección para corroborar su sanidad. A su vez, dentro del predio funciona una oficina del SENASA que realiza los controles sanitarios en forma permanente y también hay una guardia veterinaria constante para asegurar el bienestar animal.

La jornada de un caballo y su peón comienza a las cuatro y media de la mañana. Luego de ser aseados y colocada su montura, a las 6 de la mañana, los caballos ya están listos para entrenar en las pistas con su jockey o jocketa designada. En el Hipódromo de Palermo se entrena todos los días del año, por la mañana y por la tarde. Dentro de la pista, pueden trabajar más de 100 caballos simultáneamente. El entrenamiento se denomina vareo y se realiza con mayor o menor intensidad para que el SPC alcance su mejor performance.

Algunos de los caballos que hicieron historia fueron: Resbaloso, ganador de la primera carrera de la inauguración; Souvenir, ganador del primer Gran Premio Nacional; Naná, la potranca ganadora del primer Jockey Club; Yatasto, considerado el caballo del pueblo, se consagró ganador de la Cuádruple Corona al vencer en el Gran Premio Carlos Pellegrini, el Gran Premio Polla de Potrillos, el Gran Premio Jockey Club y el Gran Premio Nacional; Botafogo y Grey Fox, protagonistas de la “Carrera del Siglo”, entre otros.

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