Salimos desde la ciudad de Buenos Aires por la Panamericana hacia el norte. Pasamos por Escobar, Campana, Zárate, Baradero y San Pedro. Seguimos camino y tras haber hecho unos 230 kilómetros llegamos. Allí está San Nicolás de los Arroyos. Hermosa. Con su atrayente santuario en el cual encontramos a la preciosa Virgen del Rosario. Y nos quedamos para conocerla.
San Nicolás fue fundada en 1748 por el matrimonio Rafael de Aguiar y Juana Paulina de Ugarte, quien había heredado las tierras de su familia. Se caracteriza por su ubicación estratégica, a 70 kilómetros de Rosario y a 230 de Buenos Aires. Hoy cuenta con 146 mil habitantes. La ciudad se extiende al margen del Río Paraná y sus barrancas, bañados e islas constituyen un paisaje imperdible.
Según cuenta nuestra historia, fue escenario clave de la conformación de la República Argentina. En 1852, se firmó aquí el Acuerdo de San Nicolás, pacto preexistente que sentó las bases de nuestra Constitución Nacional. Por eso se dice que es una ciudad que cuenta con una combinación perfecta entre historia y naturaleza.
Sin dudas, el principal atractivo -no el único- es el turismo religioso. La aparición de la Virgen María, en 1983, a una humilde lugareña cambió el rumbo de la ciudad. María del Rosario, olvidada durante largos años en el Campanario de la Iglesia Catedral, se convirtió rápidamente en un importante factor de atracción espiritual. A partir de entonces, los días 25 de cada mes, y en especial los 25 de septiembre (registrada como fecha de la primera aparición), la ciudad es epicentro de una manifestación de fe hacia el Santuario.
En un decreto firmado el 22 de mayo de 2016 y hecho público pocos días después, Héctor Cardelli, obispo de San Nicolás, declaró que las apariciones ocurridas en San Nicolás serían de carácter sobrenatural. De este modo, el hecho ha quedado reconocido, a nivel diocesano, dentro de la Iglesia católica. El visitante encontrará además otros espacios de similar carácter: iglesias, capillas y templos parroquiales de singular encanto. En 2013, al cumplirse 30 años de la aparición de la Virgen, llegaron a la ciudad 500 mil personas, siendo el año con mayor cantidad de concurrencia de peregrinos.
Por otra parte, el deporte es otro de los atractivos. La pesca deportiva, que también tiene gran convocatoria como los deportes náuticos, y la práctica de golf en el San Nicolás Club son algunas de las actividades que eligen los visitantes. En la costa nicoleña se encuentra una gran variedad de peces que enriquecen las aguas dulces del Delta del Paraná: sábalo, boga, dorado, patí, surubí, tararira, amarillo, armados, pejerrey, raya, mojarras, bagre blanco, morenas y anguilas son algunas de las especies que se consiguen.
El Circuito histórico de San Nicolás, en tanto, está compuesto por espacios que guardan memoria de la historia local y nacional. Algunos de ellos son la Casa del Acuerdo de 1853, el Museo y Archivo Histórico Municipal “Primer Combate Naval Argentino” y el Teatro Municipal “Rafael de Aguiar”, conocido como el Pequeño Colón. Asimismo, el Circuito Natural también atrae al público. Por su emplazamiento ribereño, es una ciudad plena de atractivos naturales. El río Paraná, sus pintorescos arroyos, y el conjunto de islas, lagunas y bañados que conforman el denominado Parque Regional, Forestal y Botánico “Rafael de Aguiar”, brindan una interesante alternativa de esparcimiento saludable, en tanto insertan a la ciudad entre los programas de ecoturismo.
Por último, el turista cuenta con diferentes posibilidades para el alojamiento. Además de la veintena de hoteles de distintas categorías, también hay aparts, casas y departamentos de alquiler, campings y posibilidades de alojamientos rurales. También tiene un atractivo centro con restaurantes, barcitos y algunos locales para llevarse algún recuerdo de la ciudad.