Un disco solista hecho por un baterista que además no tiene por costumbre cantar no es algo habitual, al menos dentro del ámbito del rock argentino.
Años atrás Pomo (el hombre que hace más de 40 años es conocido por su apodo y dejó el Héctor Lorenzo con el que lo bautizaron sus viejos para usarlo en trámites formales) rompió el molde y anunció la salida de tres discos: Primario, editado en 2010, Histórico (con canciones de muchas de las bandas por las que pasó, desde Los Abuelos de La Nada, hasta Spinetta Jade, pasando por Pappo's Blues, Invisible y artistas como David Lebón, Andrés Calamaro, Fito Páez y Pedro Aznar, entre otros) el que por ahora espera fecha para ver la luz- y el flamante Binario, una colección de doce canciones donde el mítico baterista es acompañado por los músicos de su grupo El Don (Pablo Suárez, bajo eléctrico, Javier Viñas, guitarras y Guillermo De Medio, teclados).
Proyecto ecléctico si los hay, Binario es una obra encuadrada dentro de los márgenes del jazz fusión, con toques de rock y funk. De las 12 canciones, solo cinco tienen letra, llevan la firma de Pomo y son cantadas por Damián Oliver (con un registro que lo acerca a Aznar) y Diego Mercado. Dentro de ese puñado de temas es imposible no detenerse en la letra de "Alamar", una bella poesía de amor pero con estrofas que remiten a pensar en Luis Alberto Spinetta ("Déjame ser, aquel siempre socio fiel") a cuya memoria está dedicado el disco. Por momentos, como en la instrumental "BAJungle" (compuesta por Pablo Suárez) el oyente siente estar delante de una gran jam-session donde todo suena ajustado y el virtuosismo de los cuatro músicos (Pablo Suárez logra hacer "cantar" a su bajo) nos deja con la boca abierta.
Claro acá no hay improvisación y todo suena en su justa medida, sin excesos de ninguna índole (en Binario no hay lugar para caricaturas "capusottianas" como la de Moe Satriani, ese virtuoso de la guitarra que traslada su digitación más allá de su instrumento hasta terminar haciendo el ridículo en situaciones cotidianas) y ejecutado con soberana precisión y altura. De los toques pop de "Lucky Loser" a los aires rockeros de "3 y ¾1/4", pasando por los climas calmos que desprenden canciones como "Al cielo ciego" y "Como asomas" o el funk de "Chacrarero", Binario se disfruta de manera aleatoria, sin necesidad de arrancar el disco por el track inicial. Se trata de un álbum de un nivel artístico y sonoro poco común, con un alto grado de sofisticación y tocado como solo los grandes músicos pueden hacerlo.