Está dulce Boca, que el domingo festejó el título en el Campeonato de Primera División 2015 y ahora, tres días después, acaba de levantar la Copa Argentina.
Está amargado Rosario Central, con la bronca a flor de piel, porque un error arbitral resultó determinante para que perdiera una final en la que jugó mejor.
Una final áspera, trabada, con roces, con el campo pesado por la lluvia y dos equipos que buscaban ganar sin volverse locos. Pero el que terminó enloqueciendo al Chacho Coudet y a todo Central fue el árbitro Diego Ceballos.
Primero, a instancias del asistente Marcelo Aumente, anuló un gol de cabeza de Marco Ruben por un offside (muy fino, pero offside al fin) de Larrondo.
En el segundo tiempo, llegó "la" jugada que cambió todo: Peruzzi avanzó, Ferrari lo tomó y lo soltó. Falta. Entre medio metro y un metro afuera del área. Pero Ceballos cobró penal. Y Lodeiro lo cambió por el 1-0.
Orión impidió el empate de Marco Ruben y Boca supó esperar ordenadito y jugar con la desesperación de Central, para luego intentar liquidar la historia de contraataque. Lo curioso es que lo hizo con un gol de Andrés Chávez, quien estaba en offside, un offside tan fino como el de Larrondo, aunque el mismo asistente esta vez no lo advirtió.
Y así, Central se fue empapado de bronca y angustia, por un título que se le escapa, mientras del otro lado, Boca gritaba y festejaba.