Todo comenzó cuando los cuatro asaltantes asaltaron a la madre del chico, una productora de seguros de 43 años, en el momento en el que había ingresado su auto al garaje.
Los delincuentes obligaron a la dueña de casa a llevarlos al interior, donde le exigieron dinero bajo amenaza de arma de fuego. Fue en ese momento, cuando el chico de 13 años salió de una de las habitaciones con una pistola de calibre
9 milímetros propiedad de su padre y disparó contra los asaltantes, por lo que se produjo un enfrentamiento.
Como producto del tiroteo, uno de los delincuentes recibió dos disparos y murió a los pocos minutos, a pesar de llevar puesto un chaleco antibala. En tanto, los otros tres cómplices escaparon y por el momento se encontraban en calidad de prófugos. Los delincuentes fugaron en un auto
Volkswagen Voyage gris que fue hallado poco después abandonado y que se constató que tenía pedido de secuestro ya que había sido robado en el partido de Merlo.
El delincuente fallecido, que no había sido identificado, quedó tendido en la puerta de la casa y fue descrito como de entre 30 y 35 años, tez blanca y 1,75 metros de altura. En su poder fue encontrado un revólver tipo "lechucero" con cinco proyectiles cargados y tenía puesto un chaleco antibala con la inscripción Policía, aunque no se corresponde con los usados por la fuerza de seguridad bonaerense.
En el caso tomó intervención el fiscal Pedro Marchetti, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 7 de Moreno, que no tomó medida alguna sobre el chico que se enfrentó con los delincuentes.
El arma estaba
registrada a nombre del padre del menor, quien dijo después que su hijo "está mal, no para de llorar por lo que pasó", y consideró que los delincuentes "han tenido códigos" y "le perdonaron la vida" a fu familia al optar por irse del lugar sin dispararles.
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