En busca de un antídoto que neutralice la crisis del modelo boxístico actual surge la figura del agente libre, púgil no atado a nadie como para que pueda oficiar de comodín en las distintas programaciones, y jerarquizarlas, como también potenciar cruces entre figuras que hoy no pueden enfrentarse por estar bajo la tutela de promotores que sólo velan por sus intereses. ¿Y si la FAB ejerce de súper promotora?

Todos lo sabemos. Tanto, que ya se naturalizó y ni siquiera se dice: las programaciones de boxeo en nuestro país no resisten más.

Ya no solo hay escasez –que de por sí atenta contra la calidad de las mismas- sino que las varias organizaciones y ciclos boxísticos televisados existentes genera una competencia imposible de sostener con lo poco que hay.

Al revés de lo habitual, en nuestro boxeo casero hay mucha demanda y poca oferta, al menos en lo que respecta a la calidad, ya que oferta básica sobra. Pero es mano de obra desocupada “improductiva”, imposible de alimentar si no se reactiva la otra.

Repasemos: TyC Sports, DIRECTV Sports, TNT Sports, DeporTV, y a veces FOX Sports, poseen ciclos semanales, quincenales, o mensuales junto a los diversos promotores que poseen planteles estables (Rivero, Margossián, Arano, Los Rodríguez, Zacarías, Sampson Lewkowicz, y el año que viene se sumará Chino Maidana Promotions), quienes deben hacer pelear a su tropa, flacas de figuras, a las que encima deben variar para no aburrir, debilitando aún más su fuerza y cercando sus combinaciones, autofagocitándose.

El modelo tiene fecha de vencimiento, y se está acercando. ¿Hay antídoto disponible?

La FAB es la única que tiene cómo elaborarlo, pero como todo cambio radical, requiere de una decisión política que parece estar a punto de tomarse.

Posiblemente el año que viene algunas fechas de TyC Sports sean patrocinio puro y exclusivo de la FAB, que hará de algún modo –se ignora cuál, y con qué programador- de súper promotor, usando para ello a todo el plantel disponible del país,

Hubo algún amago -que quedó en eso- de co-producir festivales entre dos promotores cuando primero se fusionaron Margossián y Lewkowicz para hacer Barrionuevo-Verón I y II. Y luego Rivero-Arano se acercaron para hacer Tigresa Acuña vs Laura Griffa, pero todo quedó en un episodio aislado.

Hoy Arano quiere pedirle a Rivero a Jonathan Barros para ponerlo contra La Cobrita Rueda y no lo consigue. Zacarías quiso pedir al Principito Coggi para ponerlo contra su estrella (Jeremías Ponce) por el OMB latino, pero lo bicicletearon.

El Principito terminó perdiendo igual por KOT 2 ante el desconocido Sebastián Aguirre por esa misma corona, en lo que fue hasta ahora uno de los KO del año. Y Barros terminó perdiendo por puntos en Puerto Rico ante el dominicano Alfredo Santiago, de 10 peleas. No hay una inteligencia madre que sepa mirar en perspectiva.

Pero si la FAB junto a TyC Sports ofrece una o dos veces por mes una velada de jerarquía “extra” redoblando bolsas, y le pide una figura a cada promotor, ya sea para ponerlos en la misma cartelera, o para enfrentarlos, éstos no podrán negarse, porque hay compromisos y negociaciones de fechas. Y si lo hacen, la excusa no sería más la plata, como suelen argumentar.

Para esto nada mejor que el surgimiento de una nueva-vieja figura: “el agente libre”, como es hoy sin ir más lejos Diego “La Joya” Chaves, quien limó asperezas con todos y trabajará con el mejor postor, o mejor dicho, con el postor, que será aquel que le ofrezca algo interesante.

El proyecto puede derivar en otro resorte a retocar: la limitación para oficiar como promotor y mánager a la vez, regulando esa mezcla que en el largo plazo resultó nefasta para el boxeo argentino.

Podría ser que algún promotor quiera manejar el destino de algún púgil a nivel internacional, no local. Sólo internacional o títulos mundiales y con un límite de no más de 3, a lo sumo 5 púgiles por promotor, para evitar cualquier monopolio.

Para eso tendría que asociarse al DT del púgil -o al mánager- comprando una parte de su contrato, como hizo el propio Rivero con Santos Zacarías cuando entró al negocio del boxeo (NdeR: compró el 50 % de Látigo Coggi y luego el 100).

Quizás los púgiles deban a tal efecto poseer un mínimo de 10 ó 15 combates profesionales hechos, y el contrato tener un tope de 2 ó 3 peleas a realizar, o una duración de 2 años máximo, renovable por otro de común acuerdo, según objetivos cumplidos.

Y poseer la facultad de negociarse con otro promotor en caso de disconformidad mutua. Y cumplidos los plazos, volver a ser agente libre.

Algo similar debería suceder con los formadores de púgiles, a quienes luego se abandona para irse a manos de otros DT más experimentados, o con más llegada.

Formadores hay decenas en el campo amateur, que luego son dejados por sus pupilos por diversas razones, tal como sucede en otros deportes como el fútbol, con la diferencia de que allí ahora existe –no hace mucho- la ley del derecho de formación.

¿Por qué el boxeo no puede poseer también es derecho? Es reconocerle un porcentaje de las bolsas –en especial las internacionales- a aquellos DT que los hicieron de cero cuando llegaron de la calle. Máxime si alguno recala en un título mundial.

Sería una forma justa de compensar tiempos y esfuerzos invertidos gratuitamente en la principal etapa de la vida de un atleta. Porque en todo rubro hay quienes sirven la escuela primaria, y otros para la facultad, que se nutren de aquellos.

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Tiempos de cambios: las nuevas reglas del boxeo

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