Boxeo
Adrián Dottori, amigo personal y biógrafo del Intocable, escribió una columna especial para DiarioPopular.com.ar en la que reconoce, sin más, que Sergio es el mejor boxeador argentino de todos los tiempos
La noche del sábado 15, no pude evitar comparar a este gran campeón, una marvilla boxística que le hace honor a su apodo, con mi querido e inolvidable amigo, el maestro de la defensa, el chaplinesco e intocable Nicolino Locche.
La bajada de guardia de Sergio, el exponer la cara a centímetros de su rival, su cintura que también lo hace intocable, su doble perfil para pararse y cómo utiliza sus manos como palancas, sumadas a algunas cachetadas a las que también nos tenía acostumbrado Nicolino. Son dos actores del cuadrilátero, con estilos únicos e inimitables, pero con muchas coincidencias en lo defensivo.
Las comparaciones son odiosas, y la verdad que más que comparar quiero agradecer a Dios de que estos dos genios, causantes de alegrarnos la vida, sean argentinos.
Siempre supe que Nicolino era el mejor campeón argentino en estilo defensivo. Pero hoy viendo a Sergio, parece tener lo mejor de cada gran Campeón: la justeza y perseverancia para entrenar del gran Pascualito Pérez, sus increíbles reflejos que lo convierten en intocable como Nicolino, la pegada dura de Carlos Monzón, la lengua filosa de Ringo Bonavena y la guapeza ante la adversidad del Negro Galíndez.
En mi opinión personal, la suma de todo esto es el “Maravilloso Sergio Martinez”, para mí el mejor boxeador argentino de todos los tiempos, un atleta ejemplar, que con edad de retiro, demuestra que puede pelear mejor que nadie, es dueño de un estilo y técnica depurada, uno de los pocos que puede pegar retrocediendo; una personalidad que, sumando a sus dotes físicas y boxísticas, anula a cualquier rival, al mejor campeón.
Fue la primera vez que veo ganar 11 rounds consecutivos a un campeón mundial, que de no haber sido por el último minuto, Chávez sería el boxeador más humillado de la historia del box.
En un clima adverso, con un jurado que no era lo mejor para Sergio, con indudables diferencias de parte de la organización a favor de Chávez Junior, con la permanente duda de los dopajes de este joven mexicano y con la antipatía de José Sulaiman (otro Don King), Sergio nos regaló a todos los argentinos una clase magistral de Box.
Nunca, pero nunca vi una exhibición de este nivel: fue una mezcla de esgrima y danza clásica, el torero y el toro, el domador y la fiera, una fiera apagada que no mordió la lona por la temprana lesión en la muñeca de Sergio. Que, para los que no sabíamos de la lesión, pensamos que le perdonaba la vida, para estirar su sufrimiento debido al enojo previo.
Para mí, la máxima demostración boxistica en combinación de boxeo defensivo y ofensivo, fue una clase magistral que quedará en el recuerdo de todos los amantes del box y sé que cuando se recupere veremos lo mejor de Sergio.
Señores, de pie: Sergio es clase y estilo, es único, es extracto de genialidad; es huevos, garra, corazón, su nombre es un sello de calidad inscripto a fuego en la historia grande del boxeo mundial y es un argentino agradecido de un pueblo que lo redescubrió tarde. Sergio Maravilla Martínez, el sábado 15 de septiembre, se recibió de Leyenda.
Tengo un anhelo y es que el templo del boxeo nacional abra sus puertas para verlo repleto de público, como en esas noches mágicas de Nicolino en el Luna Park, y que hombres aficionados, los que denostan el boxeo pero que valoran la genialidad, mujeres y niños puedan disfrutar del maravilloso Maravilla.
Ojalá los que amamos el boxeo de excelencia, tengamos la posibilidad de ver en su país natal a Sergio Martínez que ya forma parte del patrimonio y la historia nacional, a este campeón que merece el reconocimiento de todo su pueblo, aunque sea un poco tarde.
SERGIO, BENDITA SEA TU GENIALIDAD Y LOCURA, GRACIAS POR LO QUE NOS REGALASTE GRAN CAMPEON.
Adrián Dottori
Autor del libro: Una Leyenda Intocable Nicolino Locche.
Especial para DiarioPopular.com.ar
Las comparaciones son odiosas, y la verdad que más que comparar quiero agradecer a Dios de que estos dos genios, causantes de alegrarnos la vida, sean argentinos.
Siempre supe que Nicolino era el mejor campeón argentino en estilo defensivo. Pero hoy viendo a Sergio, parece tener lo mejor de cada gran Campeón: la justeza y perseverancia para entrenar del gran Pascualito Pérez, sus increíbles reflejos que lo convierten en intocable como Nicolino, la pegada dura de Carlos Monzón, la lengua filosa de Ringo Bonavena y la guapeza ante la adversidad del Negro Galíndez.
En mi opinión personal, la suma de todo esto es el “Maravilloso Sergio Martinez”, para mí el mejor boxeador argentino de todos los tiempos, un atleta ejemplar, que con edad de retiro, demuestra que puede pelear mejor que nadie, es dueño de un estilo y técnica depurada, uno de los pocos que puede pegar retrocediendo; una personalidad que, sumando a sus dotes físicas y boxísticas, anula a cualquier rival, al mejor campeón.
Fue la primera vez que veo ganar 11 rounds consecutivos a un campeón mundial, que de no haber sido por el último minuto, Chávez sería el boxeador más humillado de la historia del box.
En un clima adverso, con un jurado que no era lo mejor para Sergio, con indudables diferencias de parte de la organización a favor de Chávez Junior, con la permanente duda de los dopajes de este joven mexicano y con la antipatía de José Sulaiman (otro Don King), Sergio nos regaló a todos los argentinos una clase magistral de Box.
Nunca, pero nunca vi una exhibición de este nivel: fue una mezcla de esgrima y danza clásica, el torero y el toro, el domador y la fiera, una fiera apagada que no mordió la lona por la temprana lesión en la muñeca de Sergio. Que, para los que no sabíamos de la lesión, pensamos que le perdonaba la vida, para estirar su sufrimiento debido al enojo previo.
Para mí, la máxima demostración boxistica en combinación de boxeo defensivo y ofensivo, fue una clase magistral que quedará en el recuerdo de todos los amantes del box y sé que cuando se recupere veremos lo mejor de Sergio.
Señores, de pie: Sergio es clase y estilo, es único, es extracto de genialidad; es huevos, garra, corazón, su nombre es un sello de calidad inscripto a fuego en la historia grande del boxeo mundial y es un argentino agradecido de un pueblo que lo redescubrió tarde. Sergio Maravilla Martínez, el sábado 15 de septiembre, se recibió de Leyenda.
Tengo un anhelo y es que el templo del boxeo nacional abra sus puertas para verlo repleto de público, como en esas noches mágicas de Nicolino en el Luna Park, y que hombres aficionados, los que denostan el boxeo pero que valoran la genialidad, mujeres y niños puedan disfrutar del maravilloso Maravilla.
Ojalá los que amamos el boxeo de excelencia, tengamos la posibilidad de ver en su país natal a Sergio Martínez que ya forma parte del patrimonio y la historia nacional, a este campeón que merece el reconocimiento de todo su pueblo, aunque sea un poco tarde.
SERGIO, BENDITA SEA TU GENIALIDAD Y LOCURA, GRACIAS POR LO QUE NOS REGALASTE GRAN CAMPEON.
Adrián Dottori
Autor del libro: Una Leyenda Intocable Nicolino Locche.
Especial para DiarioPopular.com.ar
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