Siendo niños, genios como Mozart y Miguel Ángel ya eran maestros en sus artes. ¿Conocimientos de vidas anteriores o recepción de saberes por otros medios?. El autor analiza el tema com profundidad y ejemplos.

Los defensores de la reencarnación ven en los niños prodigio un posible dato a favor de su tesis. ¿Se trata de reencarnados que nacen con conocimientos adquiridos anteriormente? Pascal 1623–1662) reinvento los principios de la Geometría a los doce años; Mozart (1756–1791), a los cuatro años ejecutó una sonata compuesta por él mismo y, a los ocho escribió una ópera. También a los ocho años Miguel Ángel (1475–1564) oyó al destacado pintor Domenico Ghirlandajo (1448–1494) decirle, asombrado, que ya nada le podía enseñar.

En Viena se puede admirar un autorretrato de Durero (1471-1528), realizado por el artista cuando solo contaba trece años. Théodore Chassériau (1819–1856), a su ingreso a los quince años, en el taller de Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780– 1867), arrancó este elogio a su maestro; “Mírenle bien, señores; este muchacho será el Napoleón de la pintura.”

Mozart M

Giacomo Inaudi, pastorcito italiano sin ninguna cultura, fue un calculador precoz. El escocés James Chricton (siglo XVI) discutía a los quince años, sobre cualquier tema, en hebreo, griego, latín, o árabe.

Aún más asombros: Heinrich von Heineken, que nació en Lûbeck en 1721, hablaba tres lenguas a los dos años. Seis meses después superaba con éxito un examen de Geografía y de Historia antigua y moderna. De salud muy frágil y sin probar otro alimento que la leche de su nodriza, murió el 27 de junio de 1725, a la de edad de cinco años.

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T.Tasso (1544–1595), inmortal autor de “La Jerusalén libertada”, a los siete años ya escribía poemas. Georg Friedrich Händel (1685-1759) compuso tres operas antes de cumplir los once años. Ericcsson, muerto en 1860, fue nombrado inspector del canal de Suez, con seiscientos obreros a sus órdenes, cuando solo contaba con doce años.

A los tres años, Víctor Hugo triunfaba en los Juegos Florales, William Sidis, natural de Massachusetts, sabía leer y escribir a los dos años, a los cuatro hablaba igual número de lenguas y a los diez fue admitido en el Massachusetts Institute of Technology donde, a esa misma edad, dio una conferencia sobre la cuarta dimensión.

Victor Hugo M

A los ocho años, Samuel Reschewski disputó, simultáneamente, y ganó veinte partidas de ajedrez. Yehudi Menuhin (1916 – 1999) tocaba el violín con notable e inusual destreza que asombraba a los mejores profesionales, a una edad en la que otros lo más que retienen son canciones infantiles.

En 1967, los periódicos publicaban la fotografía de Kim Ung Yong, niño coreano de tres años, quien, como diversión se entregaba a los más enrevesados cálculos y hablaba, además de su lengua natal, ingles, y alemán. El mismo año, una niña alemana de seis años, Jutta Hempel, conseguía seis victorias y tres partidas nulas en las doce partidas de ajedrez que disputó simultáneamente a jugadores de reconocida clase.

En junio de 1969, el Ministerio Alemán de Cultura autorizaba a un muchacho de 12 años, Elmar Eder, a seguir los cursos de Física y Matemática de la Universidad de Munich. A los cuatro años, aquel niño ya sabía contar hasta 1.500. A los siete años se divertía transformando las distancias astronómicas en años Luz. A los nueve se inclinaba por la teoría de la relatividad.

¿Reencarnación o transmisión de la memoria?

Hay muchas más personas a lo largo de la Historia de la Humanidad con capacidades tan sobresalientes como inusuales ya presentes en sus primeros años de vida. Todo lo cual ha llamado a controversias. ¿Cuál es la explicación para situaciones de este tipo? ¿Qué es lo que hace que un humano –con pocos años de edad cronológica– sea capaz de realizar actos que, por lo usual, a quienes lo han logrado les ha llevado mucho tiempo de vida?

Hay quienes sostienen que esto sólo es posible porque se trata de casos de reencarnación. Serían personas que ya al nacer tienen incorporados tales saberes y conocimientos por haberlos aprendido en una existencia anterior.

Otros exponen la hipótesis de que son hechos que demuestran la posibilidad de transmisión de la memoria. Tal vez por vía telepática o algún mecanismo aún no bien determinado que posee el psiquismo humano.

Los hechos están. No hay respuestas concretas. Sólo hipótesis que – tal vez- con el paso del tiempo la Ciencia pueda –o no– comprobar.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, parapsicólogo, filósofo e historiador. www.antoniolasheras.com

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