Un pleno de Guillermo Barros Schelotto. Un pleno de Cristian Pavón. El mellizo hizo su apuesta fuerte con el delantero, tal cual lo demuestra un dato irrefutable: el que dice que el cordobés siempre estuvo en la formación inicial de Boca desde aquel partido de vuelta correspondiente a las semifinales de la Copa Libertadores 2016, el de la dolorosa derrota frente a Independiente del Valle en la Bombonera, el 14 de julio de ese año. Y el tiempo entregó de a poco un veredicto inapelable, porque hoy nadie puede discutir que, con sus frescos 22 años, el cordobés se ha convertido en una enorme figura del campeón de la Superliga.
En poco menos de dos años, la increíble seguidilla de presencias del infaltable Pavón incluye asistencia perfecta en las dos campañas de este bicampeonato que la gente de Boca celebra en todos los rincones de la Argentina. Pero el análisis y los aspectos destacados van más allá de las referencias estadísticas. Se relacionan con la evolución lógica que normalmente registra la trayectoria de un futbolista, con la maduración y las experiencias que pulen detalles. En el caso del 7 bravo, a las condiciones naturales que siempre se le advirtieron hay que agregar un rico proceso de evolución que terminó de cambiar dudas por aplausos. El velocista de buena pegada mejoró notablemente sus decisiones, por eso aportó goles y asistencias, y su capacidad física lo llevó incluso a dejar un surco por las bandas, para buscar el desequilibrio en ataque y también para colaborar en la recuperación de la pelota.
LEA MÁS:
De esa manera, a fuerza de tenacidad y de sacrificio, fue aprobando exámenes y ganándose la consideración y el cariño de la gente. Los últimos actos de la obra acentuaron el ida y vuelta: sobre el césped, donde “hablan” los jugadores, Pavón desplegó sus recursos, fue figura en reiteradas oportunidades durante el torneo y le sacó el jugo a un pasaje ideal de su prometedora carrera, que ha hecho crecer no solamente su cotización, sino también sus chances de ser convocado para vestir la camiseta argentina en el Mundial de Rusia. Y en las tribunas, ese juez exigente e implacable que es el público cerró el círculo premiándolo con ovaciones que no llegan así nomás y que no se le tributan a cualquiera por cualquier motivo.
Kichan o el Gordo, como lo apodan, también supo hacerle frente a los murmullos de la Bombonera cuando las cosas no funcionaban. Cualquier otro jugador hubiese sucumbido ante esa presión, pero el cordobés le hizo frente a esa situación para llegar a ser el jugador más importante del equipo.
Cada campeonato escribe su historia y cada una de las estrellas que testimonian la “costumbre” ganadora de Boca se nutre de capítulos inolvidables y de personajes salientes. Entonces, cuando se repase lo sucedido en la Superliga de la temporada 2017-2018 y se hable del campeón, el nombre de Cristian Pavón deberá aparecer entre los argumentos más contundentes. Será justicia.
comentar