Por parecido físico, cualidades técnicas o simplemente por el capricho de un relator, varios jugadores deben convivir durante toda su carrera con un apodo que los emparenta con otro futbolista. Aquí algunos casos nacionales e internacionales.
Durante años y años, Darío Espínola fue lo más parecido a un lateral brasileño en nuestro país. No por su recorrido en la banda derecha, sino por su apodo: "Cafú", en honor Marcos Evangelista de Moraes, el primer jugador en disputar de forma consecutiva tres finales de Copa del Mundo.

Otro que debió cargar con el apellido de un grande fue el boliviano Erwin Sánchez, conocido mundialmente como "Platini". Su juego atildado y elegante lo linkeó directamente con el astro francés. Y hay que decirlo, llevó el apodo con bastante dignidad.

Gabriel Batistuta fue un jugador que, sin proponérselo, le trasladó su sobrenombre a otros delanteros con características similares. Adrián Aranda, José María Kesseler y Joaquín Larrivey, entre otros, han sido bautizados como "El Bati".

Un poco más humilde es lo de Ramón "Wanchope" Ábila, delantero de Sarmiento de Junín al que llamaron de esa manera por su similitud con Paulo Wanchope, el ex atacante de la selección de Costa Rica.

Cuando José "Zlatan" Fernández llegó este año a Argentinos Juniors, algunos creyeron que nuestro fútbol empezaría a disfrutar de las mágicas jugadas de Zlatan Ibrahimović, o al menos de sus imitaciones. Cuando el peruano se rompió en la segunda fecha del Torneo Inicial, muchos comprendieron que, antes que el apodo, pesaba mucho más su segundo apellido: Piedra.

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En el arco también pasa
Es muy frecuente que los arqueros elijan ese puesto desde niños, ganándose muchas veces el mote del ídolo del momento. Es así como en la Argentina abundan los número 1 apodados "Pato", "Loco" o "Mono", por lógica referencia a Fillol, Gatti y Navarro Montoya. ¿Pero qué hay de los que llevan un apellido como sobrenombre?

En nuestro país, Jorge "Dida" de Olivera es un caso. Lo bautizaron así en las inferiores de Nueva Chicago, por su parecido físico a Nélson de Jesus e Silva, el brasileño que durante una década ocupó el arco del Milan de Italia.

Ocurre lo mismo con Róbinson Zapata, el portero colombiano que pasó por Rosario Central, Independiente y Belgrano de Córdoba. Le dicen "Rufay" porque su espejo siempre fue Peter Rufai, el arquero nigeriano que participó de los mundiales de 1994 y 1998.

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Son iguales, pero más chiquitos
También existen aquellos futbolistas que reciben el apellido de otro, pero en diminutivo. Los casos más emblemáticos son los de Hernán "Valdanito" Crespo y Santiago "Saviolita" Biglieri.

Desde sus inicios, Crespo fue muy parecido a  Jorge Valdano, no sólo físicamente, sino también en su juego. Lo de Biglieri es similar, aunque ni por asomo pudo igualar la trayectoria de Javier Saviola. Hay apodos que condenan.


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