"Perdió su talento", explicó Mick Jagger. Pero esa excusa para echarlo nunca sonó convincente: un ingenio como el de Brian Jones no se diluye en drogas ni relaciones tóxicas. Con su condición de multinstrumentista y su tendencia a experimentar con cualquier ritmo, ese joven era para muchos el eslabón más brillante y psicodélico de The Rolling Stones.
No es casual que los periodistas especializados expliquen su despido a través de los celos del cantante y el guitarrista líder. Sin embargo, pese a la contundencia de aquél rumor, el ego no es la única razón para explicar su abrupto desenlace en una de las bandas más importantes de la historia. Jones era un tipo complicado: él también creía que era el mejor de todos.
Las biografías tratan de entender cuáles eran las razones que le impedían conectarse con los demás. Para muchos, cuando tenía cuatro años, la muerte de su hermana menor se convirtió en un dolor que lo marcó para siempre. Su casa se volvió un lugar hostil y su madre no dudaba en amenazarlo con enviarlo al mismo lugar en el que se encontraba su hermana.
Ya en su adolescencia, el arte lo acobijó. Como hijo de una pianista, él tenía un amplio conocimiento musical y encontró en el jazz una guía tanto musical como espiritual. En su afán de convertirse en una estrella del rythm and blues, se dio a conocer como Elmo Lewis y tocó en distintos grupos. Un camino que lo condujo a conocer a su majestad y a Keith Richards.
Esa unión concibió los mejores discos (y los más psicodélicos) de los británicos como Between the Buttons (1967), Flowers (1967), Their Satanic Majesties Request (1967) y Beggars Banquet (1968) y Let It Bleed (1969). Un idilio que terminaría en julio de 1969, cuando sus ex compañeros le informaron la decisión de apartarlo de la banda en su momento de esplendor.
"No nos comunicamos musicalmente. Los Stones ya no son de mi gusto. El trabajo de Mick y Keith ha progresado por una tangente, al menos en mi opinión", dijo sobre el abrupto cierre a su etapa en el grupo. Y era verdad, se había agotado de estar en esa zona de confort y ya había proyectado un nuevo horizonte junto a colegas como Jimi Hendrix y John Lennon.
Un día como hoy de 1969, los medios informaron sobre su muerte. Aunque la versión oficial señaló que se ahogó en su piscina como consecuencia del asma que arrastraba desde su niñez, los rumores señalaron varias versiones: desde una venganza narco, pasando por conspiración de la industria discográfica, hasta la posibilidad de que un empleado lo ahogase en una broma de mal gusto.
Apenas dos días de su muerte, The Rolling Stones aprovechó un concierto en Hyde Park para despedirlo y cómo símbolo soltaron más de 3000 mariposas –la mayoría de ellas muertas en la caja de importación-. Pero ese no fue su epílogo: Jones se grabó para siempre en la historia de la cultura pop como uno de los primeros rockstar y su nombre tiene un lugar privilegiado en el Club de los 27. Una leyenda.
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