El actor y director confiesa que "tanto en el plano afectivo como en el profesional casi siempre me ha ido bien". Sostiene que actuar le da sentido espiritual a su existencia y que le gustaría ser menos fiaca y un poco más desconfiado

Como padre, le inculcó a sus hijos la idea de ser buena gente. Le gustaría ser menos fiaca y más desconfiado. Cree que, en mayor o menor medida, todos vivimos pendientes del dinero. Sostiene que actuar le da sentido espiritual a su existencia. Le encantaría abrir las puertas del cielo para ver a sus seres queridos. En esta ocasión, Arturo Puig- quien coprotagoniza la obra de Ronald Harwood “El Vestidor” en la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza- afirma que ha vivido como ha querido.

l Como padre, ¿qué es lo mejor que le ha podido dar a sus hijos?

-Pienso que el haberles inculcado que sean buenas personas y que se comporten siempre de manera correcta. Aún hoy sigo insistiendo en este punto. Eso es lo que más me importa.

l ¿Se cosecha lo que se siembra?

-No siempre pero, en lo que a mi respecta, no me puedo quejar porque coseché lo que sembré, tanto en el plano afectivo como en el profesional, ya que casi siempre me ha ido bien.

l ¿Para qué redobla sus fuerzas?

-En general, para que mis seres queridos estén lo mejor posible y sientan mi amor. También redoblo mis fuerzas para mi trabajo.

l ¿Se parece en algo hombre que quiso ser?

-Nunca pensé cómo quería ser, pero me siento conforme con lo que soy. Estoy satisfecho en lo personal y en lo artístico. Físicamente me siento bien, salvo algunos achaques propios de la edad.

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l ¿Qué le gustaría corregir de usted?

-Me gustaría ser menos fiaca y un poco más desconfiado.

l La televisión, ¿prestigió su carrera profesional?

-Sí. Además, entre otras cosas, me dio popularidad. Televisivamente hablando, tuve más éxitos que fracasos.

l ¿Piensa que de no haber sido por su suceso televisivo no hubiera podido hacer en teatro algunos de los papeles que interpretó?

-Sí y al revés también. Me he perdido personajes, por mi rol de Grande Pa. Yo daba una imagen de hombre bueno y para ciertos papeles teatrales preferían alguien más gris.

l ¿Le costó desprenderse de ese estereotipo?

-Sí, pero estoy feliz porque pude hacer el teatro que quería, que es el de grandes autores. Te aclaro, que sigo amando a mi personaje de Grande Pa. No reniego de él y además fue el programa más visto en la historia de nuestra televisión.

l ¿Cómo le resulta vivir en la Argentina de hoy?

-Y... estamos viviendo un momento crucial muy difícil. Es increíble que teniendo un país tan rico, haya tanta pobreza. Eso me duele. Deberíamos estar mucho mejor en todos los aspectos.

l Si usted fuese médico y Argentina su paciente, después de revisarlo, ¿qué le diagnosticaría?

-En principio, lo ordenaría en el aspecto social, porque nuestra sociedad está muy convulsionada, intentaría cerrar esta grieta a través del diálogo y trataría de manera urgente de curar la pobreza.

l ¿Con qué no se jode?

-No hay que joder ni con el respeto ni con la confianza.

l Si pudiera, ¿a quién le gritaría cuatro frescas?

-¡Uy, a tanta gente! Días pasados sentí una gran indignación cuando vi por el noticiero que en Misiones, los chicos para llegar al colegio tardaban tres horas, caminando descalzos, en medio de la selva, cruzando puentes de troncos, de los que muchas veces se caían a los ríos, con todos los peligros que eso acarrea. No puedo entender que el gobernador o el intendente, no tomen conciencia de esa situación, que no les construya un puente o les den una camioneta para que esos chicos vayan todos los días al colegio. Es indignante que quienes debieran ocuparse de eso no lo hagan.

l ¿Qué puertas abre el dinero?

-Muchas porque, lamentablemente, de alguna u otra manera, vivimos pendientes del dinero.

l Si tuviese una llave maestra, ¿usted qué puerta abriría?

-Me encantaría abrir las puertas del cielo para ver a mis seres queridos, si es que están en el cielo.

l Si pudiese volver al pasado para reparar algo que hizo mal o viajar al futuro para anticiparse a lo que vendrá, ¿por qué optaría?

-Viajaría al futuro para ver qué va a suceder.

l Por último, ¿es su pretensión ayudar a mejorar la calidad de vida de la gente a través de lo que hace?

-Sin dudas. Creo que el teatro es sanador, porque la gente durante un par de horas se aleja de sus problemas y, tal vez, la obra que ve puede modificar su pensamiento. Por su parte, la ficción en televisión, te entretiene. Por eso, pienso que la labor del actor es tan importante.

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