Se trata de un centro cultural en el que pueden verse bandas en vivo, escuchar música, ver cine, tomar y comer algo, emplazado en el mismísimo caserón donde el ícono del rock argentino falleció. POPULAR lo visitó de noche y de día, charló con el músico que lo regentea y pudo acceder a la habitación en la que vivía el legendario cantante y al cuarto donde murió.

Hace treinta años, Luca Prodan fallecía en un caserón que funcionaba como conventillo ubicado en Adolfo Alsina 451, en el barrio porteño de San Telmo. El legendario líder de Sumo murió en la habitación que ocupaba su novia del momento, arriba del cuarto en el que él vivía en esa misma casa, víctima de una sobredosis o de una cirrosis galopante (nunca se pudo determinar a ciencia cierta la verdadera causa de su muerte). Tres décadas después, el mito de Luca vive más que nunca en el mismo lugar donde perdió la vida, gracias a un bar cultural en el que puede escucharse no sólo su música, sino la de las generaciones posteriores a su impacto, muchas influenciadas por él.

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 Casa de Luca Prodan. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular
Casa de Luca Prodan. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular

“Me hice cargo de este lugar hace aproximadamente seis años”, cuenta Ariel Bélont, un músico que regentea el local. “El comienzo de esto como lugar abierto a la gente surge de un amigo mío que se llama Marcelo, que era fan de Sumo. Un día, Marcelo pasó por la puerta y se le ocurrió averiguar si se podía alquilar, y un tiempo después logró hacerlo. Yo vivía en California, me había ido a tocar allá, pero justo me volví a la Argentina, porque tenía a mis viejos grandes. Cuando me reencuentro con él, me cuenta de este proyecto que estaba armando y se nos ocurre a los dos armar como un estudio de grabación acá. Pero cuando armo el estudio en una de las habitaciones, a Marcelo la familia lo manda a Italia, a despejarse un poco, porque tenía problemas de adicciones y matrimoniales, una vida de mucha noche. Y cuando se va entran a robar acá, y solamente se roban lo que estaba en el estudio que había armado. ¡Hasta los archivos de mis discos se robaron! Frustrado, me voy de acá sin querer saber nada más con esto. Hasta que unos seis meses después, con Marcelo otra vez viviendo acá y peor que antes, me entero que un día lo desalojan y se va. Entonces, otro amigo que hacía un ciclo de cine acá al que no venía nadie me insistía para que hiciéramos algo con la casa. Yo no quería volver, porque me habían robado todo, peor vine un día. Y a pesar de la mala experiencia que había tenido con el robo, algo me dijo que esta casa no podía fallar, porque tenía todo para ser lo que es ahora. Entonces, hablé con el hombre que le alquilaba la casa a mi amigo y me dijo que si pagaba la deuda que él había dejado me alquilaba el lugar. Y así empezó todo”, relata Bélont sobre los inicios de lo que hoy es un sala de recitales en la que se pueden ver bandas en vivo y a la vez tomar y comer algo, ver cine y escuchar música.

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Casa de Luca Prodan. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular<br>
Casa de Luca Prodan. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular

“Costó habilitarla para esto. La gente piensa que este lugar está subvencionado, ¡y nada que ver! Si yo no hiciera fiestas con música o bandas en vivo no podría mantener la casa. Después de años de pelearla logré conseguir la habilitación para que también toquen bandas. Con eso mantenemos el lugar”, agrega.

Recorriendo el caserón un viernes por la noche, POPULAR se encontró con mucha gente disfrutando de grupos de rock en directo (todos le rindieron tributo al antiguo morador y alma del lugar con sendos covers de Sumo), bebiendo y charlando, en un ambiente bohemio de los que ya no abundan en la Ciudad de Buenos Aires, en el que se mantiene la estructura antigua y amplia del domicilio.

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La casa donde murió Luca nunca me vibró bien, pero con los años he vuelto y creo que en este momento está viviendo una cosa, a su manera, copada. Al dueño lo conozco, ponen música y es un lugar de encuentro semi bohemio, cosa que hoy en día es un milagro, porque todo se está como emprolijando cada vez más”, le dijo Andrea Prodan en exclusivo a POPULAR sobre el establecimiento. Bélont, por su parte, rememora el día que conocío a Andrea, con una linda y significativa anécdota: “Una tarde hace unos años conocí a Andrea. Estaba sentado en la vereda. Lo invité a pasar y le pedí disculpas: tenía la habitación donde había vivido Luca cerrada, porque la gata que tenía había tenido cría ahí adentro. Y él me contó que en todas las casas donde su hermano vivió, siempre estuvo rodeado de gatos. Me dijo que Luca atraía a los gatos. Y es muy loco, porque los gatos que tenemos siempre van a su cuarto. Ya son como parte del lugar”.

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El cuarto de Luca Prodan, en la casa de Alsina 451. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular
El cuarto de Luca Prodan, en la casa de Alsina 451. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular

Saliendo de los primeros ambientes, la casa mantiene intacto el patio del caserón, en el que se emplaza una escalera que conduce a la terraza y a las habitaciones del nivel superior, una de ellas la misma en la que Prodan murió. Pero la escalera se encuentra bloqueada y a ese tristemente célebre cuarto no se puede entrar. Bah, más o menos… “A la habitación donde murió Luca no se puede subir, porque la estamos apuntalando, para que no se caiga abajo. Hay mucha humedad y está muy rota. Pero los pibes se me escapan igual. ¡Sabés la cantidad de preservativos que saco de ahí! Como que quieren tener su momento, ¡cogiendo en la habitación! Mil veces me preguntan si pueden subir. Yo les digo que no, pero se me escapan igual”, cuenta Bélont al respecto.

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<p> El cuarto donde murió Luca Prodan, visto desde el nivel superior del caserón. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular</p>

El cuarto donde murió Luca Prodan, visto desde el nivel superior del caserón. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular

“Vinimos porque conocíamos el lugar por la página de Facebook, por eventos y cosas así. Pensábamos que era un lugar donde pasaban rock and roll, Sumo, Los Redondos y las bandas que nos gustan, y vinimos por eso. Después nos enteramos que acá arriba murió Luca. Y es muy loco. Fue un flash cuando nos enteramos”, cuenta ese viernes por la noche un joven de 21 años que, desde que se enteró de la historia de la casa recién una vez que llegaron al lugar, se convirtió en habitué junto a un amigo de 24. Según comprobó POPULAR, muchos son los que se sorprenden en el mismísimo establecimiento, sin saber previamente que uno de sus ídolos vivió y falleció entre esas mismas paredes en las que se encuentran. Para Bélont, esto es algo buscado: “Yo tengo como política no agitar mucho en redes sociales, sino que sea más de boca en boca. Tampoco quiero aprovechar demasiado con hacer especiales de Sumo por el hecho de que esta es la casa de Luca. Si yo hiciera especiales de Sumo o de Luca todos los fines de semana esto se llena de gente”.

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El cuarto donde murió Luca Prodan, en la casa de Alsina 451. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular<br>
El cuarto donde murió Luca Prodan, en la casa de Alsina 451. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular

No obstante, para Bélont, tampoco es lo contrario: “Vos ponés Sumo un sábado a las 4 de la mañana y el lugar explota. Hay un DJ que viene acá y pasa la música que el gusta a él, y se resiste a pasar Sumo. Y yo le digo que más allá de que no quiera pasar Sumo para que no se asocie su set con la casa y eso, para mí también se resiste a pasar Sumo porque vos ponés una canción de Luca y le rompe el culo a todos los temas que pasa él. Yo pongo Sumo cada una hora, dos o tres canciones. Después pongo la música que quiera”.

Y se defiende: “Mucha gente me dice: ‘eh, loco, se aprovechan de Luca para hacer guita’. Si yo no paso música y no vendo birra acá me fundo, o me desalojan, viene otro y pone una heladería. Y chau. Acá los hippies te tiran cualquiera. Se creen que viene Luca o Perón del más allá y pagan el alquiler ellos. Hubo noches que se me salía la cadena. Después fui aprendiendo, con los años. Acá si se tapa el baño voy y lo destapo. No es que tengo gente laburando y yo estoy en mi casa contando la plata”.

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<p> Casa de Luca Prodan. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular</p>

Casa de Luca Prodan. Foto: Laura Tenenbaum - Diario Popular

La noche de viernes terminó, La Casa de Luca Prodan cerró sus puertas y POPULAR se marchó, con muchas anécdotas y el buen sabor de una noche de música, charlas, copas y diversión, vivida en un lugar con mucha historia y, sobre todo, una mística undudable. Pero días después volvió, para visitarla de día y poder acceder a las dos habitaciones de Luca: la de su vida y la de su muerte. El propio Ariel Bélont, y tan amablemente como aquella noche, volvió a abrirnos las puertas. Y mientras nuestra talentosísima Laura Tenenbaum captaba todo con el lente de su cámara, el músico y administrador de este renacido y resignificado caserón nos regaló unas últimas, sentidas y reveladoras palabras para esta nota: “Antes de llegar a esta casa, yo no escuchaba Sumo. Y creo que eso me dio la posibilidad capaz que más objetivamente el fenómeno del chabón. Y me doy cuenta acá adentro. Hay una mística. Hay chabones que me tocan la puerta y me dicen que vienen de Santiago del Estero, Mendoza, Chaco, de todo el país, y me piden pasar a la habitación donde murió Luca. Hay gente que llora cuando viene, que entran y se quedan duros. El tipo vivió pocos años en el país y marcó todo”.

Luca Prodan puede haber muerto en esa casa de Alsina al 400. Pero su leyenda y, sobre todo, su música están más vivos que nunca.

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