A lo largo de su vida ha dado varios portazos. Se pone de pie ante la gente honesta. Se define como una señora de barrio que trabaja de actriz y de cantante. Reflexiona sobre aspectos de su vida personal con la frescura de una mujer que vive la vida como si aún tuviese veinticinco años.
l ¿Cuál ha sido su mejor portazo?
-A lo largo de mi vida he dado varios portazos. El mejor portazo de mi vida fue cuando vendí mi casa de Puerto Rico porque sabía que me quedaba a vivir en Argentina.
l Cuando le dicen que no lo intente, ¿hace caso a esa sugerencia?
-Si mi instinto me dice que está bueno para mi lo hago igual. Si mi instinto no me habla, escucho lo que me dice el otro.
l ¿Qué situaciones de la vida cotidiana no puede enfrentar sola?
-Por el tema del desarraigo me he animado a enfrentar todo sola. La vida me ha puesto en la situación de resolver las cosas por mis propios medios. Eso ha sido un gran aprendizaje para mí. En lo que respecta a la cotidianeidad, no puedo resolver sola las cuestiones domésticas como cambiar una lamparita o las gomas del auto, arreglar un aire acondicionado o un lavarropa. De lo que estoy segura es que los temas emocionales no los puedo afrontar sola.
l ¿Qué la emociona?
-La vida misma. Me emociona desde lo más insignificante hasta lo más grandioso. Todo me mueve a las lágrimas o a la risa. Así soy.
l ¿Qué pieza le falta hallar para completar el rompecabezas de su vida?
-Aceptarme tal cual soy, con mis defectos y mis virtudes.
l ¿Ante que personas se pone de pie?
-Ante la gente honesta.
l ¿Qué no pudo conseguir con los años?
-Madurez (risas).
l ¿Frente a qué faltas que cometen los demás es más tolerante?
-Soy tolerante con los errores. Me volví menos inflexible ante el tiempo que necesita el otro para hacer sus cosas. Como soy muy hiperactiva, entendí que debo ser paciente con quienes no son tan hiperactivos como yo y, por ende, tienen otros tiempos para resolver o accionar.
l Del dolor, ¿qué se aprende?
-Todo. Se nace del dolor y el dolor dura toda la vida.
l ¿Qué tiene de bueno y de malo la vida en pareja?
-Lo bueno es amanecer abrazado con la persona amada y lo malo es la cotidianeidad que suele matar al amor.
l Los buenos momentos, ¿duran poco?
-No. Los buenos momentos son maravillosos y, en mi vida, ocupan más espacio que los malos momentos, a los que intento dejar atrás. Quizás mientras se vive el mal momento a uno le parezca eterno, pero pasa más rápido de lo que uno cree.
l A lo largo de su vida, ¿han decidido mucho por usted?
-No. A mí no me ha quedado más remedio que tomar el timón de mi propia vida.
l De usted misma, ¿qué le sorprende?
-La capacidad de levantarme de los errores y de los dolores.
l ¿Es usted una señora de barrio, una mujer de country o una dama urbana?
-Yo soy una mujer de barrio. Las mujeres de barrio, cocinamos, nos vestimos como nos parece, caminamos por la calle en libertad, le damos un vaso con agua al obrero que está construyendo al lado de casa, compramos en los locales del barrio, cuidamos nuestras plantas, limpiamos nuestras casas. Yo diría que soy una madre de barrio que trabaja de actriz y cantante.
l En su vida, ¿qué se le pasó como un soplo?
-El crecimiento de mis hijas. De pronto, un día las miré y ya tenían 22 y 24 años.
l ¿De qué se quedó con las ganas?
-Aún tengo ganas de todo y espero que me falte un montón de vida por vivir. En lo profesional, me quedé con las ganas de interpretar a Julieta en el teatro en “Romeo y Julieta”. Me quedé con las ganas de viajar un poco más, pero como estoy viva, espero lograrlo.
l ¿Ha intentado ser una buena esposa, madre, hija, amante y profesional?
-Sí y sigo intentando ser buena en todo lo que mencionaste y lo seguiré intentando, porque esa tarea no tiene un final y, además, no me pienso morir en el intento (risas).
l ¿Cuándo se está en condiciones de afirmar que se es una buena madre?
-Cuando ves a tus hijos accionando en libertad y felices y cuando son adultos y vuelven a consultarte algo.
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