Mónica Gonzaga, uno de los rostros de los ochenta, tuvo una vida colmada de romances pero también sintió en carne viva el dolor que causa la muerte y las pérdidas materiales.
El golpe más duro que recibió en su vida y que le llevó muchos años superar fue la muerte del padre de su hijo Tomás, el empresario Alejandro Sessa.
La actriz y su pareja, que casi la doblaba en edad, cimentaron una relación muy intensa, legalizaron la unión, pero cuando iban a celebrar la llegada del hijo de ambos, sucedió lo peor.
Gonzaga tuvo que afrontar un embarazo duro porque vivió en carne propia el deterioro de salud de Sessa, quien murió de cáncer meses antes de que ella diera a luz.
Sin lugar a dudas, perder al amor de su vida y afrontar la llegada de su primer hijo sola fue un trago muy difícil de asimilar.
Pero la vida parecía ensañada con la actriz, porque tiempo después, la casa que durante tantos años compartió junto a Sessa y que representaba el nido de amor de ambos en Punta del Este, quedó devastada por un incendio.
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