La Renga hizo vibrar y "mover", literalmente, a Rosario

La Renga decidió hace un tiempo dar el salto y brindarles a sus seguidores un show de calidad internacional. El despliegue incluyó un escenario de 800 metros, trasladado por nueve camiones: dos con luces, dos con equipos de sonido, uno con instrumentos y escenografía y otro con videos. Además, otros 11 camiones acercaron el cubre campo; más de 3 mil metros de vallado exterior y más de mil metros en el interior, totalizando más de 5 mil metros de vallado.

Además, la producción reforzó la iluminación en el Parque Independencia para mejorar el ingreso del público. Todo dado y contenido por una seguridad impecable que demostró que aquellos miedos de algunos políticos de la Provincia de Buenos Aires, quienes varias veces prohibieron a presentaciones de la banda, no tienen razón de ser. Fue un banquete en el que solo hubo fiesta, comunión entre argentinos de todas partes del país y mucha nostalgia.

Chizzo decidió desempolvar del arcón de los recuerdos todos los temas que hicieron a la banda trascender en la gente y por si aún faltaba algo terminó de enamorar a aquellos rengos que tal vez los vieron por primera vez. Abrió el show con Tripa y Corazón, pero en la lista pasaron Cortala y Olvidala, Oportunidad oportuna, La Nave del Olvido, Hielasangre y otros clásicos como Ser yo, El hombre de la estrella y el legendario Hablando de la libertad.

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Los servicios de emergencia afirmaron a la prensa que se registraron varios llamados a 911 por temblores en los edificios cercanos al Coloso. No era para menos. La gente cantó cada uno de los temas y acompañó a la banda en las más de dos horas de show. Chizzo lució impecable, disfrutando de su estadía en Rosario y con un ida y vuelta con la gente en el que varias veces bromeó con su edad.

“Estamos llegando al final”, dijo cuando pasaron las dos horas al palo y la gente pedía más. “Je, y qué quieren, sí loco”, dijo sonriendo. No hubo invitados, no al menos en el escenario, y los “amigos” de la banda, como el Patón Guzmán, ex arquero leproso e identificado con causas por derechos humanos, pasaron a saludarlos por camarines.

En épocas donde cada vez cuesta más identificarse con alguna causa, sentirse representados, el público de La Renga sabe que la banda nunca los va a defraudar. Sienten e interpretan el mismo idioma que ellos a pesar de haber pasado los años, de haber cambiado su posición económica y es eso tal vez lo que los hace distintos. El “somos los mismos de siempre” sigue más vigente que nunca. El banquete de Rosario pasó y no solo no defraudó sino que a la hora de hacer la historia de los shows estará sin dudas entre los mejores.

El 24 habrá una nueva cita. Un nuevo romance entre el público y la banda, una nueva comunión para reafirmar lazos, para poder expresar sentimientos, para cantar en contra del sistema, del gobierno y para seguir confirmando que La Renga te hace vibrar.