El cineasta, que vuelve a la llanura pampeana, dice que el género que tanto se realizó en Estados Unidos también resuena en América del sur. "Pero todavía no se ejecutó y queda mucho por hacer"

El realizador Mariano Llinás cuenta que durante la realización del La Flor -que presentó en el BAFICI- aparecieron cosas que nunca había investigado en su cine. “Yo siento que a partir de La Flor -que consta de seis episodios y dura catorce horas-, todos los que la hicimos, probamos un montón de cosas que son como pequeños ensayos de otras cosas. Muchos me hablaron de La Flor como una película que cierra y, en parte es cierto que hace un sistema con las películas que yo había hecho anteriormente (Balnearios, 2002; Historias Extraordinarias, 2008), como cerrándolas, pero yo siento también que hay un montón de cosas nuevas que a mí y mis compañeros nos gustaría seguir probando.

- ¿Qué cosas nuevas aparecieron?

-Creo que el episodio de las cautivas inaugura cosas nuevas respecto de lo que ya filmé y que se relacionan con la provincia de Buenos Aires y el siglo XIX. Creo que hay posibilidades de jugar con ciertas obras literarias del siglo XIX, con ciertas imágenes de esa época, con la que el cine tiene una deuda.

Una de las cosas que descubrí filmando La Flor es que el western es el género de América, evidentemente lo hicieron más los de América del Norte, pero hay algo de eso que resuena en América del Sur, aunque todavía no haya sido ejecutado, algo de esa voluntad de grandes espacios vacíos, de caballos, de horizonte, creo que es el género que América aportó a la literatura y las imágenes, y en ese sentido creo que todavía queda algo por hacer.

- ¿En Argentina con centro en la Campaña del Desierto, como en el episodio de las cautivas?

-Sí, también, aun cuando este país, a diferencia de Estados Unidos, tiene una conciencia dolorosa de la Campaña del Desierto, y por tanto es difícil elaborar un héroe aquí cuando la conciencia que existe sobre esto está muy atravesada por las masacres, pero tanto el tema de las cautivas como el tema de las guerras se trabajaron muy poco. El caso de las guerras en la época de Rosas, de Rosas y en oposición a Rosas, es un territorio enorme, el problema es que el cine argentino se ocupó de esto de una manera casi vulgar, podríamos decir, porque se ocupó de esto para hablar bien de alguien o para hablar mal de alguien, para reivindicar a tal o para denostar a cual, como si fuese una especie de extensión de algunas conversaciones actuales de Twitter. No pienso así el cine, así como los norteamericanos no tienen una conciencia muy fuerte en términos políticos de lo que fue la conquista de su territorio, sí la tienen en términos estéticos, y entonces cuando John Ford tuvo que hacer westerns mostrando el punto de vista de los cheyenes, sabía hacerlo, en cambio acá hay mucha conciencia política pero falta una conciencia de la forma, una conciencia sobre cómo filmar esas cosas.

- Usás la cámara oscura en un momento. ¿Cómo fue?

-Hay muchos que dicen que eso se podría haber logrado con un filtro, pero yo creo que es raro, difícil, y mirá que hay filtros para todo, pero esa particularidad, esa profundidad, ese juego extraño de las sombras, el desenfoque todas las particularidades del registro de la cámara oscura no se logran con un filtro. El solo hecho de utilizar ese dispositivo, donde prácticamente no podés interferir en nada, fue pensar el cine de una manera nueva, estuvo bueno, fue muy raro.

LEA MÁS:

Como se hacen las películas imposibles de hacer

“Esta película solo se puede hacer de manera independiente, a través de un grupo autogestivo, de gente que está unida y complotada para llevarla a cabo. Bajo la idea de crear un objeto industrial esta película nunca pudiera haber existido”, dice Mariano Llinás. La Flor fue producida por el El Pampero Cine, que crearon en 2003 Mariano Llinás, Laura Citarella, Agustín Mendilaharzu y Alejo Moguilansky. “El manifiesto de El Pampero es oponernos a la idea de que la industria es la única manera de hacer cine. Desde que empezamos la ida fue oponernos a un sentido común que plasma formas hegemónicas muy prepotentes. Desde nuestro origen estamos tratando de refutar eso de todas las maneras posibles y, principalmente, tratando de hacer películas que todo el mundo diría que son imposibles de hacer”.

Situación

“Incluso los films que se hacen gastando fortunas, la tienen complicada con el público, no creo que estemos en peores condiciones que los que hacen cine industrial”.

Para amantes del cine

“Hay un montón de gente a la que le gusta el cine, que le gusta sorprenderse. Y con que la vean personas a las que les gusta el cine, nos basta”.

De Hitchcock a Borges, pasando por Renoir y el melodrama

El realizador Mariano Llinás presentó en la Competencia Internacional del Bafici -que finaliza hoy- su film La Flor, monumental película en la que vuelve al conocido territorio de la llanura y la pampa bonaerense, que ya exploró en Historias Extraordinarias, y que se erige en una memorable e indispensable reflexión sobre el lenguaje del cine.

La Flor, que demandó nueve años de realización y dura 14 horas -divididas en tres proyecciones-, consta de seis episodios, divididos a su vez en subepisodios, y está protagonizada casi en su totalidad por el colectivo teatral Piel de Lava, integrado por las actrices Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Valeria Correa y Laura Paredes, para quienes y con quienes Llinás elaboró el film.

Este gigantesco tercer largometraje de Llinás vuelve sobre las formas del lenguaje cinematográfico de Hitchcock en sus dos primeros episodios: un filme clase B de fenómenos paranormales (el primero) y un melodrama sobre dos estrellitas de la canción (en el segundo).

Plantea una historia de espías -hablada en francés mayormente, pero también en inglés y ruso- de cuatro horas que se desarrolla en innumerables capitales europeas pero con epicentro en la llanura argentina y con claro aliento borgeano, en el tercer episodio; y cuenta una historia sobre libros y cosas del pasado enlazadas al presente a través de un director de cine que quiere hacer una película, en el cuarto.

El quinto y sexto episodios son notables. El quinto es una nueva versión, ambientada en la pampa argentina de la película de Jean Renoir Un día en el Campo, basada a su vez en un relato de Guy de Mauppasant, en blanco y negro, absolutamente silente, sin música de fondo ni entretítulos; y el sexto es una historia de cautivas del siglo XIX registrado en su totalidad con una cámara oscura (el más antiguo mecanismo fotográfico).

“La pampa es el territorio en el cual yo espero filmar siempre -dice Llinás-. Independientemente de que en la película hay muchos otros espacios. En La Flor la llanura aparece en el tercer episodio, el de las espías, y ahí pusimos en juego una idea nueva para nosotros que fue trabajar la provincia de Buenos Aires desde lo ajeno. Desde el lugar de alguien que no tiene idea de qué es la pampa, desde la cabeza de un extranjero que mira este país que no se parece a nada”.

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2021-110619619-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados