Con más de dos horas y media por show, la banda enloqueció a sus fans y hasta les dio el gusto de elegir sus temas preferidos. El público no pudo ceder a la tentación y terminó eligiendo el clásico repertorio de siempre
Las casi 120 mil almas que coparon el Estadio Unico de La Plata durante este fin de semana, sirvieron para ratificar el amor inquebrantable entre Metallica y el público argentino. Dos horas y media de un show que incluyó un menú a elección del auditorio, (oferta que promocionó la banda antes de pisar el escenario), en su cuarta visita, destacaron un combo estético con enormes pantallas super HD, un impresionante juego de luces y cotillón no tan heavy (pelotas inflables negras para el clásico pogo).
No fue esto, sin embargo, si no la magnética energía de los músicos lo que consolidó el idilio. Una impecable labor del vocalista y violero James Hetfield, de su socio fundador de la banda Lars Ulrich en la batería, de Kirk Hammett (guitarra líder) y Robert Trujillo (bajo) empachó a los fieles más devotos. Acaso dos imágenes describan el espíritu de ambas noches particulares: una la de la banda echando combustible a un V8 haciéndola rugir hasta la medianoche. La otra, Hetfield apurando al público antes del cierre. "Hey, qué les pasa? ya se quieren ir", lanzó con ganas de seguir tocando.
Los hits más emblemáticos, como "Master of Puppets", "The Unforgiven", "Fuel", "One", "...And Justice for All" y "Nothing else Matters", entre otros, e incluso "Orion", votada a través de mensajes de texto, sonaron para alegría de viejos y jóvenes metaleros.
Tal como sucedió en la Antártida, además de los fanáticos argentinos el estadio platense se destacó con la presencia de seguidores de todo el mundo. Así, llamó la atención numerosos grupos pequeños provenientes de alemania e Inglaterra, además de varias banderas de visitantes de Sudamérica. Banderas de Brasil y de Colombia, también se distinguieron en el show.
Acaso la recurrencia a ciertos temas de Metallica, al momento de elegirlos en su convocatoria, eliminó la chance de que los miles de fans argentinos pudieran celebrar la oportunidad de los clásicos temas "lado B", que por las características del espectáculo suelen quedar en el camino. En este sentido, la presentación no logró eludir los temas comunes que vienen tocando cada vez que visitan la Argentina.
Salvaje, primitiva, absurda, pero necesaria para eyectar los niveles de adrenalina hasta el límite de la enajenación, la batalla cuerpo a cuerpo en el campo entre miles de fanáticos terminó de fusionar al ejército de Metallica que blandiendo el puño derecho juró lealtad a los cuatro jinetes del trash metal hasta que un nuevo ritual vuelva a reunirlos.
Abiertos a imponer el juego que más les gusta, la banda invitó a una orquesta paraguaya de instrumentos no convencionales para dar una particular versión de Nothing else Matters, coreada por todo el estadio.
"Olé, olé, olé, Metallica", fue el grito final a modo de tributo a sus ídolos, quienes valoraron el gesto. "Trank you, gracias por venir. Muchas gracias Buenos Aires", dijo Hetfield, antes de que Trujillo -de ascendencia mexicana- gritara: "Aguante Argentina, aguante Maradona" durante la despedida grupal de la banda frente a la multitud. Aguante Metallica, es otro clásico.
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