Patricia Palmer: “Quisiera ser más liviana”

l ¿Siente que es la mujer que siempre deseó ser?

-En verdad, nunca quise ser nada en especial. De hecho, jamás proyecté un ideal con la intención de llegar a concretarlo.

l En su casa, ¿qué está prohibido?

-En mi casa no se le puede faltar el respeto al otro, ni invadir la libertad de los demás.

l ¿A qué cosas les ha perdido el respeto?

-A los prejuicios, a los sistemas sociales y a la religión, entre otras cosas.

l ¿Por qué tema le gustaría dejar de hacerse problema?

-Por el paso del tiempo.

l ¿Qué hace honorable a una persona?

-Que tenga una coherencia emocional, que piense, que diga y que haga lo mismo que pensó y que dijo.

l ¿En qué sabe que tiene un Dios aparte?

-Mi vida no ha sido fácil. El camino que he realizado, fue dificultoso y con mucho dolor pero, a pesar de las complicaciones que me tocaron atravesar, de los peores momentos y de las terribles pérdidas, siempre salí a flote y pude resurgir de mis cenizas. No sé si puedo adjudicarle a estos hechos el haber tenido un Dios aparte, pero sí puedo decir, sin ninguna duda, que existe un Dios.

l En alguna ocasión, ¿llegó a sentir que caminaba en su vida por una cuerda floja?

-Totalmente.

l ¿En qué causas se embandera?

-En todas aquellas que tienen que ver con estar siempre del lado de los que tienen hambre.

l ¿Es capaz de realizar grandes sacrificios por los demás o se inclina por la comodidad que se desprende del confort?

-Puedo afirmar que por mis seres queridos hago lo que sea necesario pero, como lo hago con gusto y con amor, no puedo calificar esa actitud como un sacrificio. Ahora bien, si no se trata de mis seres queridos, no me interesa sufrir por alguien.

l ¿Usted forma parte del universo de personas que consideran que el sufrimiento y el sacrificio nos hacen mejores personas?

-No. Yo no pertenezco a ese universo. Yo estoy del lado de aquellos que creen que el amor nos hace mejores seres humanos.

l Usualmente, ¿dice todo lo que piensa o piensa todo lo que dice?

-Yo creo que uno tiene la libertad de pensar, pero no tiene la libertad de decir. Considero que no se puede decir todo lo que uno piensa porque, en general, se puede herir al otro a través de nuestros dichos. Creo que hay libertad de pensamiento, pero no de decir.

l ¿Qué le gustaría corregir de usted?

-¡Ufff! Siempre hay cosas por corregir. En principio y de momento, me gustaría ser menos profunda. Quisiera ser algo más liviana, pero no sé si podré lograrlo.

l En el amor, ¿alguna vez encontró lo horma de su zapato?

-Sí, pero no voy a decir más que eso al respecto.

l En el plano afectivo, ¿está todo escrito o todo está por hacerse?

-Creo que, como todo en la vida, es un poco y un poco. Algo nos viene dado y algo debemos construir nosotros.

l El hombre ideal, ¿existe?

-No. El hombre ideal es un mito.

l Cada mujer, ¿construye su hombre ideal?

-No sé qué le pasará a cada mujer con este tema, pero yo no tengo un hombre ideal.

l ¿Qué es lo que más valora de sus amigas?

-Sin duda alguna, la lealtad.

l De acuerdo a lo que ha vivido, ¿por qué experiencias debería pasar una mujer?

-No puedo generalizar sobre este tema. Creo que cada una debe vivir sus propias experiencias, pero para mi es esencial atravesar la vivencia de la maternidad, del amor y de la soledad.

l Si fuese hombre, ¿formaría pareja con una mujer como usted?

-¡Absolutamente!

l ¿Por qué está tan segura?

-Porque soy divina, o tenés alguna duda (risas).

l No tengo por qué dudar de su palabra.

-Ah, menos mal (risas).

l Por último ¿qué deseo le gustaría que se le cumpla?

-El de encontrar el amor

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