El mítico líder de Los Violadores sigue en el ruedo, pero se reserva el espíritu del género para la escena y a los 56 años sigue en los escenarios, donde se siente genuino. Una vez abajo mantiene la esencia, pero tiene algunas diferencias con aquel que a principios de los 80 desafiaba a la dictadura.
Pasó los 50 años y asume que –en términos biológicos- superó el "pico de la vida" y está "en declive". Cuando el rock argentino entraba en la pubertad o preadolescencia, Enrique Hector Chalar no se conformaba con la distorsión que había alcanzado Pescado Rabioso y no lo seducían los acordes complejos que salían de La Máquina de Hacer Pájaros o Serú Girán y mucho menos el folk de Pedro y Pablo. Aquel adolescente de Villa Urquiza supo juntarse con otros que habían visto sangrar la misma herida, la del punk inglés que se cagaba hasta en la reina.

"Pasó mucho tiempo yo era un chiquillo, un tipo muy joven y me tuve que ganar el camino", recuerda en una charla con DIARIO POPULAR, quien todavía responde a Pil, su nombre artístico, y que siempre renegó del Trafa, el apellido con que lo bautizó su antiguo compañero de ruta Stuka, para conjugar el Pil Trafa ya conocido. El punk perduró y hasta tiene su propio museo, algo que choca con las propias bases –difusas y nunca escritas- del género que ya tiene 40 años en el mundo.

"No había en ese momento receptividad. Se empezaba de cero, no había un público y había que atraerlo. Pasaron 34 años, toda una vida", rememora quien fue la voz de Los Violadores, Pilsen y ahora Pil y los violadores de la ley.

-Hace poco te escuché decir que eras punk arriba del escenario y abajo y burgués ¿Sentís eso?

-Soy una persona que ya no tiene la visión de un jovencito. Ya estoy en el pico de la vida y en declive: es así, es cíclica la vida. No tengo esa ilusión porque lo que quise lograr, la mayoría de las cosas ya las logré. Está en mí la búsqueda del perfeccionamiento como humano. Jamás lo voy a lograr, pero está la posibilidad de perfeccionarme como persona. Como artista ya logré muchas cosas. Quiero seguir haciendo, pero no puedo tener la visión como un chico joven que cree en el punk. Todo eso ya lo viví ya lo pasé. Se queman etapas en la vida, solo queda el hecho artístico de eso (el punk) en mí.

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-¿Nada más que el hecho artístico?

-No me gustan las autoridades, no me gustan los documentos. Los tengo que hacer porque los necesito para viajar, pero soy una persona bastante hostil a todo lo que sea burocracia, es algo que detesto. A mí me gusta vivir en un mundo en que no se tenga que mirar documentos. Detesto las tarjetas de crédito, tengo un celular porque lo necesito. Soy abierto para todo el mundo, pero a lo que es autoridad, ley, orden: lo detesto. Me gusta vivir ordenadamente en la vida, pero prescindo de todo lo que es autoridad. Eso lo voy a mantener siempre.

-¿Y en eso de quemar etapas, sentís que te traicionaste con algo en el correr de los años?

-Hice lo que pude y si hubo algún error o traición, no me siento culpable de nada. La he pasado bastante mal con la música: hubo épocas en las que no tuve un centavo y no me iba a prostituir con ninguna discográfica y tengo orgullo de decirlo.

-¿A qué le dijiste no?

-Ya cuando empezás con una banda que se llama "Violadores" y cantás Represión y le estás enrostrando a la sociedad argentina que era represiva y te asfixiaba, hiciste algo que no se hacía o lo habrán hecho en los 70 las bandas de rock&roll que tenían algún manifiesto así. Pero con eso no me puedo despojar de qué camino tomé. No me tiré a hacer baladas, me gustan las canciones de amor, tengo algunas canciones, el amor es el motor del mundo. Pará, ahora lo recordé: a finales de los 80 me dijeron que tenía que hacer algunas concesiones y dije: no, ese camino no lo sigo.

-¿Te acordás que te pedían?

-Me había dejado el pelo largo, estaba en una etapa de libertad... pelo largo. Me tenía que recortar el pelo y cambiar cierto aspecto fisonómico y dije que no. Era una empresa grandísima. No me arrepiento para nada.


      PIL TRAFA

-¿Qué huella pensás que dejás?

-No sé. Realmente, no sé. Es un camino de la vida. Ha sido mi trabajo también, de toda una vida. Hice canciones con el corazón, las sigo cantando con el corazón, y eso es importantísimo. Yo tengo un lado muy oscuro para escribir. Soy un tipo positivo en la vida, pero no para componer. Busco lo oscuro y lo exploto para sacar la suciedad de adentro. Muchas personas se han sentido partícipes, cómplices de algunas canciones. Una vez que uno graba un tema, no es más de uno: pasa a ser de la gente. He sentido que dejé parte de mi ser componiendo y eso es importante.

-En Argentina muchas bandas se separan y luego de una buena cantidad de años se vuelven a juntar ¿podrían volver los Violadores?

-En todo el mundo las bandas se separan y se vuelven a juntar. Yo creo que las grandes bandas no se vuelven a juntar: Los Beatles, Smiths...

-¿Los Violadores?

-No sé. Dije dos grandes bandas que no se juntaron más. La puerta no está cerrada ni está abierta, no está ahora. Yo tengo mi proyecto que es Pil y los violadores de la ley, estoy presentando el disco nuevo y por ahora estoy abocado a esto. Toco canciones de Los Violadores porque son de mi autoría, muchas de ellas, y de Pilsen. Si no soy autor, las he grabado y forman parte de un repertorio que voy rotando. -¿Entonces, no?

-Hay una necesidad de la gente, pero hay que ver si la necesidad es propia.

-¿Te juntarías con una formación ideal?

-¿Cuál? ¿La romántica, la clásica? Yo no le digo "no" a esto. Pero ahora estoy haciendo otras cosas y uno está para servir a la gente, pero por ahora estoy haciendo otras cosas.


• DATO: Pil y Los Violadores de la Ley tocan el sábado 27 a las 19 en Teatro Vorterix, Av. Lacroze 3455 (CABA)

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