Leé la crítica de POPULAR de la última novela del ascendente escritor argentino, a continuación

El año pasado, en una entrevista, “el escritor del subte” –como le ha gustado denominarlo a la prensa- dijo: “Uno escribe con lo que tiene: soy de River, me gusta el heavy metal, tomo cerveza, un montón, y odio a los patrones”. Leyendo “Todos Nosotros”, su reciente novela editada por Alfaguara, uno encuentra esos rastros de todo lo que es Kike Ferrari.

Pero la cosa no queda ahí, porque su narrativa va un poco más allá. Si bien todos esos elementos “biográficos” aparecen en este nuevo trabajo, su experiencia con la escritura no se queda sólo en lo sorprendente que puede ser que un hombre de la cultura tome cerveza y escuche heavy metal. “Todos Nosotros” cuenta una historia y muestra personajes de carne y hueso que tienen laburada una psicología.

La trama está centrada en la construcción de una máquina que logre viajar en el tiempo, precisamente al 21 de agosto de 1940, para intentar detener al agente stalinista Ramón Mercader de asestarle el golpe mortal al político y revolucionario León Trotski. Un escrito fraternal que deja a las claras que todo hecho es político, incluso la escritura. El encargado de llevar adelante la épica máquina se llama Felipe. “El gordo Felipe”. Un militante del viejo MAS que vive en un sucucho en Almagro, adicto a las pastillas y al metal. “Un pequeño bote pesquero en el turbulento mar de las pastillas de Rohypnol y Dexedrine”, lo recuerda Acho en el capítulo del Proyecto Coyacán.

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La novela de Ferrari dialoga con una literatura de experimento, con la ciencia ficción –padre Philip Dick- y una depresión al estilo Mark Fisher, que te obliga a reflexionar. Por otro lado, también les guiña un ojo a todos los hermanos que día a día buscan llegar a esa máquina desde lugares más terrenales. En la calle, tal vez. A todos esos hermanos que parecen vivir eternizados en el poema de ese Cortazar que intentó redimir su culpa de clase al dedicarle lo escrito al Che Guevara. “Yo tuve un hermano/ que iba por los montes/ mientras yo dormía. / Lo quise a mi modo/ tomé su voz/ libre como el agua/ caminé de a ratos/ cerca de su sombra”.

“Todos Nosotros” es la novela de un escritor, no de un escriba del momento. El compromiso con el trabajo y con las palabras está tallado página a página. Ferrari es de otra época, resiste desde la literatura. La milita y se opone a lo explicito, a lo biográfico de impacto en las redes sociales. Ferrari escribe, crea personajes y, al igual que Felipe, se obsesiona, trabaja con el reloj derritiéndose y el peso de un sistema que oprime.

“Una obsesión es como una tosca pulida por el río, redonda, resbaladiza, inasible. Y cuanto más intensa, más pura. Una pura voluntad sin aristas ni grietas. Nada de lo que ese hombre pueda agarrarse, nada que pueda salvarlo, Nada fuera del núcleo duro de la idea recurrente. Un piñón fijo encadenado al pedal de un único plan”, dice Felipe en su testamento, en una declaración de principios que parece caber de manera perfecta a toda la literatura de Ferrari.

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