Icono de los 90, considerada la primera supermodelo latinoamericana, hoy con 45 años, distanciada ya de la más lozana juventud, Valería Mazza,confiesa que su verdadera vocación, mucho más allá del mundo de las pasarelas, es la del servicio al prójimo y la de la conciencia social de protección del planeta.
Dedicada a embanderar diversos emprendimientos solidarios, con 25 años de carrera en el universo de la moda, y en medio de episodios que salen nuevamente a la luz en interminables guerras de modelos, admite que ha sido testigo de empujones, codazos, bullying, y de las batallas por sobresalir una por sobre la otra en las pasarelas, y que, en carne propia, padeció una situación similar con la alemana Claudia Schiffer, cuando en sus comienzos pareció hacerle sombra con el notable parecido.
En diálogo exclusivo para Diario Popular, en el marco de la presentación y estreno mundial del documental Libres de Trabajo Infantil, organizado por Posibl, máxima referencia en la región en el desarrollo de iniciativas y contenidos de impacto social, la blonda de sonrisa ancha y ojos azules que supo conquistar a los diseñadores y marcas de renombre mundial, habla con hondura de su actividad presente y acerca de su visión de la vida.
“Esta es mi vocación. Yo de chica no soñaba con ser modelo ni estar en el mundo del espectáculo. Yo soñaba con ser maestra, trabajar con discapacidad. De hecho, estudié Terapia Ocupacional. Entonces nunca me despegué de eso porque traté de buscar un equilibrio entre los dos mundos digamos, que en realidad es parte de mi mundo”, confiesa Valeria como referente de Posibl.
“Pero, usé la visibilidad que me daba la moda para poder hablar de estos temas y hoy que tengo más tiempo me estoy dedicando más a esto que es lo que en realidad me gusta, me hace sentir plena y me parece que vale la pena. Es como que decido amplificar mensajes y ser embajadora de tanta ayuda”. Lejos de la frivolidad que su profesión destila, esta empresaria y referente mundial de la moda, se esmera en otorgarle contenido al envase en el que nos presentamos en sociedad y a su vez, enseñar la importancia de una buena carta de presentación.
“Este mundo chiquito de la moda no está exento de nada. Hay banalidades, hay peleas, hay grandes historias, hay envidias, hay gente muy humana, hay de todo. Obviamente cuando se habla de moda siempre puede ser algo banal”, sostiene Mazza con contundencia para luego reflexionar con sabiduría. “Pero yo a lo largo del tiempo he entendido y lo vivo hoy de esa manera que lo interesante es lo que hay detrás. Así lo transmito en la Universidad de Palermo, donde trabajo con chicas a las que le gusta el mundo de la moda o también en el Barrio de La Cava donde este año estuve haciendo unos talleres y trabajando con adolescentes sobre imagen, y yo creo que deja de ser frívolo cuando pensamos que esa tonta pregunta que todas nos hacemos a la mañana de qué nos vamos a poner tiene una razón. ¿El qué me pongo? En realidad, vos estás decidiendo en qué me pongo de qué manera vas a salir a conquistar el mundo, de qué manera querés que los demás te vean, de qué manera querés que los demás te recuerden. Entonces ese “qué me pongo” habla mucho de vos. Entonces empieza por el ¿qué me pongo? y después por ¿cómo me muevo, cómo camino?, ¿qué digo, cómo hablo? Es como que todas esas cosas hacen quienes nosotros somos. Y cuando vos vas a buscar trabajo o cuando tenés un encuentro importante, la verdad es que la imagen es muy importante y habla de nosotros. El envase sí es importante”.
En medio de pases de factura entre Carolina Pampita Ardohain y Nicole Neumann, apodos despectivos que involucran a otras modelos como Julieta Prandi y Natalia Graziano y una disputa que parece nunca terminar, Valeria Mazza, top model de una generación que las antecedió, sonríe con gracia con mohín de superación. “Eso siempre pasó. No está fuera del mundo con lo cual hay de todo. Y además súmale que es un mundo muy femenino porque la verdad es que la mayoría del mundo de la moda es muy femenino y la realidad es que hay mucha vanidad. Pero también me parece que en cualquier rubro que vos estés que es competitivo existe la competencia”, señala la esposa de Alejandro Gravier y madre de sus 4 hijos.
“El tema es cómo vos la quieras vivir. Para mí competir es algo que yo aprendí a hacer desde muy chica y para mí es algo muy bueno porque competir es supervivencia. Yo quiero competir. Jamás hubiera dicho: “sácame a esa modelo de un desfile”. Yo quiero competir con vos, pero no sacándote del desfile sino desfilando al lado tuyo y tratando de ser mejor que vos arriba de la pasarela. No pegándote un codazo y que vos te quedes abajo. Después están los valores. Me parece que eso no se discute. Los valores debemos mantenerlos”, antepone Valeria mientras expone sus vivencias en un medio altamente competitivo y tantas veces devastador. “Sí obvio que existen esas cosas y siempre existieron”, responde firme mientras cuenta su experiencia.
“Acá en Argentina venía poco por lo cual cuando venía tenía mi camarín y tenía mi lugar que era incuestionable. Yo disfruté mucho siempre de lo que hice y siempre decidí también, a pesar de estar viviendo afuera, venir a Argentina y hacer dos o tres campañas por año, dos o tres desfiles por año por lo cual no tuve nunca ninguna confrontación con nadie. Pero sí afuera. Cuando yo empecé tuve una situación un poco complicada con Claudia Schiffer que todo el mundo la sabe, pero duró lo que tenía que durar y se terminó”, relata de una época en la que brillaba a la par de Naomi Campbell, Cindy Crawford y Kate Moss. - ¿Cómo resolviste el celo y desplante de Claudia Schiffer? - Yo lo resolví haciendo mi trabajo y como siempre siendo buena gente. Para mí ser buena gente, con don de gente, al menos es lo que me salva. Yo siempre digo que al final del día yo tengo que dormir tranquila. Yo hacerle mal a alguien no, ahora ganarme el lugar por mérito propio sí. Pero no a los codazos sino dando tu mejor versión. Me parece que, en general, eso se hace respetándose, manteniendo tus valores y dando siempre tu mejor versión. Siempre buscar superarse y dar tu mejor versión. Eso es el éxito. El éxito no es andar por la vida dando codazos y al final llegar primero porque mataste a todos en el camino. No le encuentro el valor que tiene eso. Llego a donde llego porque demuestro que tengo la capacidad para estar donde estoy. No es fácil cuando vos estás en un nivel más alto, la competencia también es más difícil.