Dice Ricardo Bochini convocando a otros flashes: "Si, es cierto, fuimos de punto, pero terminamos siendo banca. Y les ganamos bien a los tanos con un golazo infernal que armamos con Daniel, aunque ellos nos metieron dos tiros en los palos y Cuccureddu reventó un penal arriba del travesaño".
A 40 años de aquella tarde del 28 de noviembre de 1973, en el Olímpico de Roma, cuando Independiente derrotó 1-0 a Juventus (Ajax, campeón de Europa desistió del compromiso y la Juve, como subcampeón planteó jugar un solo partido en Italia) y obtuvo por primera vez la Copa Intercontinental, los recuerdos de Bochini y Bertoni conquistan el escenario del presente.
El espacio sagrado de la memoria futbolera reivindica a ese Independiente realmente místico y ganador que ya sin el liderazgo del Pato Pastoriza (hacía un año había partido al Mónaco de Francia), tenía juego y temple para asumir todas las obligaciones y todas las adversidades.
Independiente venía persiguiendo la Copa Intercontinental desde 1964 cuando cayó ante el Inter de Helenio Herrera. En el 65, el mismo adversario volvió a derrotarlo. En el 72, el Ajax de Johan Cruyff postergó otra vez su sueño. Hasta que al año siguiente, Bochini y Bertoni levantaron en Roma una pared roja.
Arrancaron en tres cuartos de cancha a 12 minutos del final del partido y construyeron lo que venían construyendo desde que por primera vez jugaron juntos en la cancha de River, en una práctica de la selección juvenil que dirigía Miguel Ignomiriello. La doble pared que tiraron y que terminó derrumbando a la Juventus, símbolo de una Italia arrogante, también dibujó la marca registrada del fútbol argentino.
Aquel miércoles de hace 4 décadas es muy probable que haya representado para Independiente el cierre más preciso y más virtuoso de la trascendencia. El Rojo se había quedado con todo. A los 4 días, el domingo 2 de diciembre, el festejo fue en la cancha de Racing, con vuelta olímpica incluida. Ganó Independiente en el marco del Torneo Nacional, 3-1. La Copa Intercontinental (que había conquistado Racing en 1967) había vuelto a Avellaneda. Los sueños también.
POR RICARDO BOCHINI
Me parece increíble que hayan pasado 40 años. Fue uno de los partidos más importantes de la historia de Independiente y un momento consagratorio para mí que, con 19 años, pude anotar el gol que le dio al club la copa que tanto estaba buscando. Ese, y el que metí contra Talleres en Córdoba, cuando quedamos con ocho y salimos campeones, fueron los más importantes que hice. Y por suerte, hace poco se recuperaron las imágenes de ese partido, porque yo ya me había olvidado de la jugada... y cuando finalmente lo pude volver a ver me di cuenta de que fue mucho más lindo de lo que pensaba. Lamentablemente, hay muchos goles que se perdieron, como el que le hice a Peñarol, y no quedó registro.
Ahora que pudimos volver a ver las imágenes de aquel partido, uno recuerda muchas cosas. El frío que hacía ese día en Roma, la llovizna y lo difícil que fue todo; Juventus tenía media selección, Zoff estaba invicto desde hacía mucho tiempo y solo habían aceptado que la final se jugara en un partido en la cancha de ellos. Todo en contra. Hasta con árbitro europeo que cobró un penal bastante raro... Cucurredu lo tiró afuera y después, con Bertoni armamos esa pared bárbara que terminó en el gol. Fue una alegría muy grande que todos los muchachos, cuando nos reunimos cada año para festejar, recordamos con cariño.
POR RUBEN GALVAN
Teníamos todo en contra: un árbitro europeo que nos castigó con un penal que no existió porque yo me frené y el tano se tiró, un solo partido en Italia para definir al campeón, la ausencia de apoyo por parte del ambiente del fútbol argentino, el frío terrible que hacía en Roma. En los papeles, éramos boleta. Nosotros salimos a hacer un planteo cauteloso, defensivo. No veníamos bien en el campeonato local. Pero poco a poco fuimos creciendo. Hasta que Bochini y Bertoni construyeron un golazo impresionante. A nosotros no nos sorprendió. Ellos metían paredes todos los partidos. Es cierto, la hicieron nada menos que en la final de una Copa Intercontinental que Independiente necesitaba ganar. Y la ganamos con lo justo, pero con clase.