Fútbol
El arquero llegó a los 100 partidos defendiendo los tres palos de River. Ayer, en un cotejo donde tuvo que salvar la pilcha, zafó en algunas pero cuando apareció transmitió tranquilidad
El arquero riverplatense Marcelo Barovero llegó ayer a los cien partidos custodiando los tres palos de River. En un encuentro donde por pasajes estuvo constantemente bombardeado, Trapito cumplió ayer por la noche en el cotejo de ida por la final de la Copa Sudamericana entre Atlético Nacional de Medellín y La Banda dirigida por Marcelo Gallardo.
Proveniente de Vélez, en el mercado de pases de julio del 2012, Barovero desembarcó en el equipo de Núñez y tuvo que remarla desde atrás pero a la larga se terminó poniendo los guantes del Millonario. A lo largo de su centenar de partidos en River, Trapito recibió 77 goles, mantuvo la valla invicta 46 oportunidades y atajó dos penales en los 90'. Justo en la instancia anterior, en la semi de vuelta contra Boca, el ex hombre del Fortín y Rafaela le tapó un penal a los tres minutos a Emanuel Gigliotti.
Ayer, en casa de Nacional, Marcelo Barovero se la tuvo que aguantar solito durante bastante tiempo debido a que la última línea de River, especialmente los laterales en el primer acto, se mostró bastante desconectada. En el gol que llegó a los 34 minutos debido a un buen remate de Orlando Berrío, no pudo hacer nada pues el rival le ganó estupendamente la espalda al Piri Vangioni.
Más tarde llegó otra buena intervención del hombre con los guantes riverplatenses pues, frente a un Berrío confiado, mandó un remate de media distancia al corner. Para el complemente el Millo levantó un poco el nivel, y las exigencias de Barovero bajaron, pero los reflejos del 1 se mantuvieron bien, aunque hubo una bocha que la vio pasar y le dio un beso al travesaño.
Antes de la media hora de ese tramo tuvo una mala salida de un corner y se la dejó servida en bandeja al autor del gol colombiano, pero la puntería le falló a este último. Más tarde el enganche Edwin Cardona se iba al gol, pero Marcelo Barovero salió del área y despejó para calmar al corazón de Gallardo.
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