
A Boca le alcanzó con poco para cortar la racha y reencontrarse con el triunfo. Una actuación menos que discreta, un buen gol de Carrizo y nada más, para ganarle con lo justo, 1 a 0, al último de la tabla, Quilmes.
Enfrente se plantó un rival que hizo lo que pudo con las armas que tiene, y que con esos escasos recursos estuvo cerca de amargarle otra tarde al equipo de Arruabarrena, que dio todas las ventajas posibles para que sucediera.
Es cierto que esta vez, al menos desde el banco y con los cambios, hizo más cosas para "cerrar el partido", como pedía el Vasco, pero así y todo la visita tuvo una situación cla rita para empatar a tres del final, cuando Carrasco cabeceó increíble mente afuera desde una posición in mejorable.
El desarrollo del partido siempre tuvo a Boca como protagonista, al menos desde la tenencia de la pe lota, pero pocas veces, sólo por ráfagas, supo cómo aprovechar esa ventaja.
En el primer tiempo, lo mejor estuvo en el primer cuarto de hora, cuando aceleró por las puntas y tuvo tres chances claras de marcar.
Pero en el resto de la etapa, salvo un gol increíble que perdió Calleri, sobre el final cuando quiso empujar la pelota con el pecho a un metro del arco, naufragó en su impotencia.
En el complemento Boca debía cambiar y lo hizo, aunque apenas fue otra ráfaga, con la única diferencia que en la que tuvo no perdonó.
A los seis minutos Gago le robó una pelota a Romero en el medio, metió el pase a Chávez, éste desbordó por izquierda, metió el centro rasante, y por el otro sector apareció Carrizo para empalmarla de zurda y meter la arriba, con ayuda en un involuntario desvío en el pibe Suárez.
Con el 1 a 0 todo quedó a favor de Boca para poder liquidarlo, pero sucedió todo lo contrario. Se retrasó demasiado, le dio el control del juego a Quilmes y terminó sufriendo de manera innecesaria en el final, ante cada pelota parada que la visita dispuso cerca del área.
La impotencia del Cervecero le facilitó las cosas para llevarse el triunfo, aunque quedó claro que jugando así las esperanzas de ganar el Superclásico serán muy pocas.